Sabido es por todos que los españoles mantienen una brizna de humor con la que hacer frente a las desgracias propias y para afrontar un futuro en el que, a veces, resulta muy difícil ver “la luz al final del túnel”. Aunque la procesión fuere por dentro y las ayudas del Estado no aparezcan por sitio alguno, como la esperanza es lo último que se pierde, no faltan ante la desgracia propia, y ajena para otros, los memes (imagen, video o texto, por lo general distorsionado con fines caricaturescos, que se difunde principalmente a través de internet”, según la precisa definición del Diccionario).

Nadie hace leña del árbol caído, pero sí de una obra, dos veces inaugurada, y vendida como algo que no llega a serlo, aunque anunciada como tal. Del AVE al Alvia y tiro porque me toca… Ese tren, tantas veces prometido, y que nunca nos llevará a nuestro destino, porque jamás lo veremos, es objeto hoy de chanzas, chistes para sonreír, memes para llorar, incluso frases de esperanza para animarse en momentos difíciles.

Han desaparecido las traviesas de madera del siglo XIX, sustituidas por las de hormigón (ha pasado más de un siglo), pero parece que el tiempo se hubiere detenido en el tren de nuestras vidas: nos tenemos que bajar antes de tiempo por averías; hemos de cargar con nuestras maletas y atravesar el campo hasta llegar a una estación de servicio, donde nos espera un autobús que nos llevará al destino que el tren no alcanzare…

Un psicólogo ha recogido en su blog 78 frases de esperanza para superar los malos momentos .[1] “Todos pasamos por momentos difíciles, pero  nos diferenciamos en nuestra manera de gestionar nuestros sentimientos en esas situaciones. Algunas personas caen en un pesimismo y una tristeza tan intensas que esta pasa a ser el centro de sus vidas, haciendo que solo vivan   para ella.” Recuerda el autor una frase de Desmond Tutu, el clérigo pacifista sudafricano, fallecido en diciembre de 2021, y que adquirió fama internacional por su lucha contra el apartheid: “La esperanza es la capacidad de ver que hay luz a pesar de toda la oscuridad”, o el anónimo: “No te desanimes; muchas veces es la última llave del montón la que abre la puerta.” O la de Nelson Mandela cuando dijo: “Siempre parece imposible hasta que se hace”, porque la esperanza, como señala el autor, se basa también en saber que muchas cosas que parecen imposibles pueden ocurrir. La esperanza, los sueños, la tristeza, la alegría, parecen compartir nuestra vida. Tenemos que saber gestionar los sentimientos para trocarlos en la luz al final del túnel.

Cuando decimos “estás como un tren”, en Extremadura no es un piropo que se aplica a una persona atractiva, sino un insulto, que quiere decir que “estás muy atrasado”; es decir, que estás anquilosado en el tiempo, como nuestras vías férreas y trenes lo estuvieren hasta hace poco. Un bloguero catalán [2] recordaba el relato de un amigo titulado “Como un tren”, en el que el protagonista, tras subir a un vagón, indica que una pasajera está como un tren. Pues bien, para encontrar el porqué de esa analogía entre la belleza y el tren, debemos situarnos a mediados del siglo XIX para ir a los orígenes de este medio de transporte cuando, de la noche a la mañana, aparecieron unas grandes e imponentes máquinas de hierro que transportaban personas y mercancías sobre unos raíles: el ferrocarril, o caminos de hierro. Dimos entonces un gran salto en el transporte: del carro o diligencia pasamos a las deslumbrantes locomotoras, que dejaban boquiabiertos a quienes las veían por primera vez. Fue tal la fascinación que muchos sintieron que el hecho de comparar a una mujer (o cualquier otra persona o cosa) con un tren era ponerla a la altura de una gran obra de ingeniería e indicar, así, que era perfecta e inmejorable. La visión de aquellos primeros trenes producía tal asombro que fuere, por analogía, el que podría provocar una persona atractiva.

En Extremadura, la expresión ha perdido su sentido original. Nadie está como un tren porque, al compararnos con lo que tenemos o nos dejan, quiere decir que estamos muy atrasados en el tiempo. En aquella época, “estar como un tren” era comparable a que te consideraran como una creación perfecta. Nada ni nadie son perfectos. Sin embargo, la expresión caló tan hondo que aún hoy seguimos utilizándola, pero no en Extremadura. Nos subimos al tren, pero ignoramos si llegaremos a nuestro destino o la hora final del trayecto. Nadie está como un tren como para decírselo a alguien como un piropo. Es, más bien, un insulto a nuestra dignidad como personas y como pueblo, que hubiere los mismos derechos que el resto para disponer de un tren digno, el AVE que, por abandono o desidia, un día no muy lejano perdimos, ignoramos si para siempre…

 

El autor es Académico correspondiente de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes


 

[1] Vid.: Torres, Arturo: 78 frases de esperanza para superar los malos momentos, en “Psicología y mente”, publicadas por el autor el 03/11/2016.

[2] Vid.: López, Alfred: Cuál es el origen de la expresión `estar como un tren´, en su blog “Ya está el listo que todo lo sabe”, de 27/02/2017.