Con las elecciones recientes en Castilla y León, una vez más se enfatiza en los resultados del acto por meter una papeleta en la urna y cómo queda el reparto del pastel del poder político. A partir de esa acción desaparece la poca participación del “demos” (pueblo) y su “cratos” (poder), o dicho de otro modo, democracia, para que a partir de los resultados, la partidocracia haga lo que les venga en gana o más beneficie a sus partidos que no suele ser lo que más beneficia al pueblo. Y éste no tiene ningún mecanismo para revocar el mandato a los políticos como así sucede en Estados Unidos, Inglaterra o Francia.

Ahora viene la manipulación de los datos donde los medios de comunicación, y por extensión la ciudadanía, caen en el trilerismo de los partidos usando los datos que más les interesan. Sólo hablan de lo recogido en las urnas, dejando una falsa sensación que quienes han ido a votar son todos los electores, y esos datos como la verdad absoluta, dejando de lado los datos de la acción de no ir a votar por diferentes causas y que a los medios de comunicación no les causa interés por averiguar ni dar voz a quienes promocionan la abstención activa y que los políticos no quieren ni oír hablar de ella como si fuera la “criptonita de los partidos políticos” y los efectos nefastos que les podría causar con el efecto de deslegitimación al poder de la oligarquía de partidos.

En Castilla y León la abstención ha subido hasta el 36,56% y 702.000 no votaron, más otras 25.000 entre blancos y nulos. Y eso que la Junta Electoral de Valladolid prohibió una convocatoria de la asociación Civil de la Junta Democrática de España para organizar un acto de coloquio en forma de mesa redonda para debatir entre otras causas la opción democrática de la “abstención”, en la plaza de la Libertad de esta ciudad. El motivo: “porque podría influir en los resultados”. Curioso que se le prohíba a una asociación civil, y no a los partidos políticos que ese mismo día estaban realizando actos pidiendo el voto.

Ignorar a más de 725.000 personas que no votaron a los partidos, cuanto menos es para dedicarles un mayor interés por parte de los medios de comunicación. Esta tendencia u opción por la abstención va creciendo cada día más y como ejemplos podemos ver y preguntarnos los porqués de los siguientes porcentajes de abstención en las siguientes elecciones: Galicia 51,03% (1.376.535 personas); País Vasco 49,22% (883.227 personas); Cataluña 46,46% (2.494.382 personas); Madrid 23,75% (1.135.201 personas); Andalucía 41,35% (2.602.6.546 personas); España 33,77% (12.493.664 personas que se abstuvieron). Yo me pregunto ¿por qué los medios no enfatizan más en aquellos colectivos y asociaciones que promueven la abstención? Los datos que aporto son sacados de “El País” y vemos como millones de españoles deciden por diferentes motivos la opción de la abstención.

Un último dato para la reflexión. En el plebiscito de 1978 (no fue un referéndum, que ya explicaré en otro momento), se dice que el 91% de los españoles “refrendaron la carta otorgada de derechos (“Constitución”) y nos quedamos tan panchos. La verdad fue que de quienes fueron a votar dijeron “sí” el 91% pero realmente del total del censo electoral sólo dijo “sí” el 59%. Hubo 15.706.078 personas que dijeron “sí” y entre “no”, blancos, nulos y abstenciones sumaron el 41%, es decir, 10.926.261 personas que no refrendaron. Por lo tanto, los trileros de los datos nos mienten diciendo que el 91% de los españoles votó “sí”, cuando realmente lo hizo el 59%. Y así desde entonces.