Después de 12 días de búsqueda intensa del joven estudiante de 21 años, Pablo Sierra, al que se perdió la pista en la madrugada del 3 de diciembre en Badajoz, la investigación sigue su curso bajo el secreto de sumario decretado por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 3 de esta ciudad.

Pero el hermetismo con el que se pretende llevar la investigación para dar con el paradero del joven estudiante de Zorita no ha sido obstáculo para que algunas personas cuyo testimonio resulta clave hayan informado a los medios de comunicación sobre determinados detalles que pueden resultar esenciales para el esclarecimiento del caso. Uno de esos testimonios es el del militar que descubrió el teléfono móvil de Pablo Sierra, que hizo unas declaraciones a un programa de La Sexta en las que detalló cómo fue el hallazgo del móvil.

«Estaba sacando a mi perro por la zona de El Pico, una zona que no suele ser de paso para la gente. Escuché un tono de llamada y pensé que había gente ahí», dijo el militar, quien añadió que se acercó a la zona de procedía la música y comprobó que el teléfono tenía más de 20 llamadas perdidas. El militar optó por coger el teléfono y escuchó como al otro lado llamaban insistentemente a Pablo, y asegura que al comprobar que estaban asustados intentó tranquilizarles diciendo que él había encontrado su móvil pero «que no le había hecho nada a Pablo».

Pero el hecho más llamativo sucedió tras el hallazgo del teléfono. La persona que lo encontró ha relatado que mandó a los allegados de Pablo la ubicación del GPS desde su móvil personal para que supieran dónde se encontraba. A continuación se dirigió a un grupo de voluntarios de Cruz Roha y examinaron el terminal.

«El móvil estaba manchado de sangre, bastante, como si lo hubiera cogido una mano muy manchada de sangre, sobre todo por la parte de atrás. La comprobación de si era sangre la hicimos allí mismo con Cruz Roja. Le echamos agua oxigenada para ver si reaccionaba y efectivamente era sangre», dijo el militar. A pesar de tratarse de una prueba fundamental para la resolución del caso, se utilizó un desinfectante que, no sólo es eficaz para la eliminación de virus o bacterias, sino también para la destrucción de pruebas. La persona que encontró el teléfono asegura que no dejó que lo tocara nadie más «para que la policía sólo tuviera mis huellas interfiriendo con las que tuviera antes».

Las palabras del militar contrastan con la versión oficial, que dio a entender que el móvil presentaba pequeñas manchas de sangre que incluso podrían ser anteriores a la desaparición de Pablo Sierra, cuando la persona que lo encontró asegura que estaba «bastante manchado, como si lo hubiera cogido una mano muy manchada de sangre».

El hallazgo del terminal móvil se produjo tan solo unas horas después de la desaparición del joven estudiante de Matemáticas. Los allegados del desaparecido intentaron rastrear su teléfono con el sistema de seguridad de Google, que activa el sonido del teléfono durante cinco minutos, y a las 20:25 el militar vio la luz entre la vegetación de la zona y descolgó.