Ana Belén Salas Chacón, madre de una adolescente de 17 años con autismo no verbal, ha querido dar a conocer la terrible experiencia que vivió su hija en el colegio Rivera del Marco de Cáceres (antiguo San Francisco). “Necesito que me escuchen y explicar lo que le ocurrió a mi hija en el colegio donde estaba escolarizada porque no quiero que le pase a nadie más” señala Salas Chacón en su carta.

Esta madre, al observar el cambio de comportamiento de esta chica, y sin recibir ningún tipo de explicaciones por parte de algunos los docentes, decidió incorporar en la mochila de su hija una grabadora con el objetivo de comprobar si realmente sucedía algo en el centro educativo.

“Ahora si te he pegado porque me pones nerviosa, “que no se entera la madre lo que está pasando aquí en el aula porque sino nos vamos todos a juicio” o “pareces la niña del exorcista” son algunas de las barbaridades que tuvo que escuchar Salas Chacón.

Ante esta situación, esta decidió interponer una denuncia, que finalmente ha sido sobreseída ya que “estas grabaciones y los testimonios ofrecidos por los testigos no se consideran una prueba de delito de maltrato.” “No tengo claro que habrá que hacerle a una criatura con discapacidad para que se considera maltrato” manifiesta esta madre.

Asimismo, Ana Belén Salas Chacón asegura en esta carta que “desgraciadamente, mi caso no es un caso aislado y único” ya que “veo como en otras partes de España veo como familias con niños con discapacidad detectan cosas extrañas, ponen grabadoras y escuchan horrorizados los audios.”

Esta madre se encuentra “agotada física y emocionalmente” después de haber tenido que soportar “mentiras y comentarios muy dolorosos para una madre.” “Muchos globos azules y muchos amigos virtuales, pero a la hora de la verdad pareces Gary Cooper, solo ante el peligro».

“Ojalá no se repitan estos casos, por eso yo cuento mi verdad, para intentar que Ia gente entienda que desde el sofá no se resuelven estas cosas y que este tipo de cosas son un síntoma de un sistema que no funciona, de un sistema que culpa a niños de su discapacidad” finaliza Salas Chacón.