Esta “guerra biológica” que está sufriendo casi todo el mundo, merecería un recuerdo de todos aquellos que murieron, tristemente, acosados por soldados invisibles.
No se trata de un gran monumento a los que han fallecido por el virus, sino el recuerdo, afecto y despedida para muchas personas anónimas, algunas de las cuales no pudieron ni despedirse de la familia.
Un libro en que aparecieran, por provincias o regiones de España, los que nos dejaron en esta “guerra mundial” no declarada por nadie y sufrida, especialmente, por los que se fueron y sus familiares.
Los desaparecidos son los autores del mundo que disfrutamos los que seguimos vivos. Que por lo menos podamos agradecerles lo que hicieron para que vivieran mejor sus hijos y sucesores.
Alguna persona cualificada podría hacer una introducción en ese libro recordatorio, que quedará para todos los que vendrán detrás.
Es importante que las nuevas generaciones puedan valorar esta gran tragedia y puedan prevenir otras similares.
Sería, también, un modo de acompañar a aquellas personas que, por las circunstancias, se vieron solas y murieron con esa ausencia de cariño de sus familiares y amigos, en el momento más transcendental de la vida. Que no quede por nosotros el reconocerles ese derecho a morir rodeado de los que los querían. Aunque no se pueda regresar a ese momento trágico, que al menos, se pueda recordar su nombre y no queden en simple anonimato.
Quizás, las Diputaciones Provinciales podrían tomar la iniciativa y colaborar en este reconocimiento, como han hecho en otros libros de interés cultural provincial o regional.