(Hacia una ecología de la atención).

La empresa minera Berkeley (especializada en comprar y vender derechos mineros por todo el mundo) arrasó en Retortillo (Salamanca) miles de encinas a fin de explotar un yacimiento de uranio que en 2012 la empresa pública ENUSA abandonó por no ser rentable. Y lo realizó sin el permiso del gobierno para explotar la mina y para transformar el mineral extraído a través de una planta de reprocesado. Las poblaciones afectadas por la promesa siempre radiantes de un futuro milagro, a través de la creación de un cementerio de residuos radiactivos, quedaron confundidas, y Portugal (a 30 km de distancia) reclamó transparencia y responsabilidad internacional   ante una veta de uranio que implicaría la gestión de residuos peligrosos durante miles de años.

¿Para qué explotar lo no rentable? ¿Por qué una industria que promete inseguridad permanente se publicita como creadora de empleos? ¿Quiénes son los responsables de que en un estado democrático se pueda producir residuos radiactivos sin necesidad estratégica?

Evidentemente hay responsabilidades compartidas entre los diferentes entes regionales y locales, los cuales son fácilmente manipulables por un multinacional especulativa y por la dejadez industrial de las empresas públicas que gestionan los residuos en España: ENRESA es tan responsable como ENUSA que gestiona por ejemplo la minería clausurada en Andujar (Jaén) y La Haba (Badajoz) de manera permanente. Este último emplazamiento ha estado lleno de controversia por le posible depósito de bidones de residuos procedentes de la antigua nuclear.

También responsabilidades de un gobierno estatal que solo ha pedido una fianza de un millón de euros en caso de catástrofe inducida y llegando su alcance a 5 años (de control y vigilancia) del cierre de la explotación estimada en 10 años.  De un gobierno que aun no ha actualizado el Sexto Plan de Residuos Radiactivos de 2006, la cual debe renovarse cada cuatro años, dada su trascendencia para la seguridad nacional.

De esta manera se llega a entender la grave y definitiva responsabilidad que tiene encomendada por ley, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) el cual, como organismo independiente y bajo el control del Congreso y Senado, desde 1980 asume el control de la seguridad nuclear y de la protección radiológica, incluida la seguridad en la gestión de residuos. Por tanto, es el organismo regulador por el cual deben pasar todos los proyectos de aquellas empresas que produzcan residuos radiactivos, algunos de los cuales estarán activos durante miles de años.

Este expediente, será analizado por el actual Pleno del CSN que ya no está gobernado por la propia industria nuclear (como hasta hace bien poco), pero al cual le siguen llegando las presiones de la empresa minera Berkely cuya sola intención en salvar las cotizaciones a bolsa de sus accionistas. Y la población del entorno de Retortillo ahora han comprendido mejor de qué se trata el proyecto minero: no son sus puestos de trabajo sino la especulación bursátil requerida.

Un proyecto que deja en manos cien por cien privadas, la explotación de un recurso que debería ser contemplado como estratégico por el Estado español, no debe ser aprobado sin miramientos ninguno. Aunque es cierto que el Estado podría tener que enfrentar la posible reclamación de la empresa por lucro cesante y otros supuestos beneficios que tendrán que demostrar en los tribunales.

Y así debe ser, si no queremos enviar señales de aprobación que den pie a otras actividades del mismo signo especulativo, y que supongan vigilancia permanente, como en el caso de la minería de uranio, que, sin ninguna necesidad, cierto mercado minero quiere imponer a España como único lugar donde todavía en la UE se proponen proyectos envenenados precisamente en el final de la industria del átomo a nivel mundial.

Y no nos vale, una aprobación transitoria como llevan haciendo estos últimos años con las prórrogas a las actuales centrales nucleares, que simplemente con poner condicionantes aprueban su continuidad. Este expediente es inadmisible por sus propias características, y es un peligro en sí mismo, que una autorización dada hoy mañana se demuestre nefasta pero ya con la obra terminada y en funcionamiento.

No podemos permitir en la actual situación del país que se juegue con la seguridad nuclear, con la protección física de las poblaciones concernidas y del medio ambiente, Portugal incluido, si antes el proyecto no deja claramente constituido sus fuentes radiactivas, manipulación, procesado, almacenamiento, transporte, cierre y vigilancia de las instalaciones a construir.

Generar más residuos radiactivos exclusivamente por un capricho del mercado financiero no debería tener cabida, ni aprobación, en un estado democrático como el español.

La responsabilidad del CSN no solo es ética pues es el encargado de garantizar a la sociedad una tecnología segura y sin peligro para la salud, sino que es también de confianza en una independencia profesional que debe primar por encima de presiones internas o externas al propio Consejo. Nos va en la mejora democrática en estos momentos tan difíciles de pandemia y de economía verde y circular a estimar.

EPILOGO. Debemos conocer que, en el 2015, ya el CSN prohibió a la empresa Berckely que de esa posible instalación en Retortillo se incluyeran el tratamiento de minerales procedentes de la zona denominada Gambuta en Peraleda de San Román. (Cáceres).

Asimismo, vecinos reagrupados en Plataforma ciudadana Dehesas sin uranio, han logrado paralizar la propuesta de explotación de uranio en las Sierra suroeste de Badajoz (Higuera de Vargas, Jerez de los Caballeros, Oliva de la Frontera, Villanueva del Fresno y Zahínos), y desde la Asamblea de la Republica Portuguesa se mostraron altamente alarmados por las afecciones al agua del rio Guadiana, a través de la presa de Alqueva.

De igual manera la ponencia de Congreso acaba de aprobar la no admisión de nuevas solicitudes de minas de minerales radiactivos, así como de instalaciones radiactivas del ciclo de combustible nuclear.

La energía nuclear no forma parte del futuro modelo energético, así recogido en todas las Cumbres del Clima.