Emprender en tiempos de pandemia es una idea que pocos pueden imaginar, pero sí existen valientes que siguen apostando por sus sueños. Es el caso de Laura Domínguez Ambrosio, vecina de Moraleja que ha decidido lanzar su propia marca de ropa de alta costura y prêt-à- porter.

Una marca de ropa que quiere reivindicar el empoderamiento y los cambios. “Está dirigida a personas de cualquier edad, cuerpo y género, eso sí, que sea arriesgada y quiera sentirse libre, empoderada y única”.

Se trata de productos exclusivos, nacionales y reivindicativos. Ropa única, limitada y certificada “haciendo que no solamente estés adquirido una prenda, sino también una obra”, ha explicado Domínguez.

Asimismo, se trata de vestuario “Made in Spain” que lucha contra las grandes empresas y ayuda al pequeño comercio. “Absolutamente todo se produce aquí de forma artesanal, así como, se compran aquí todos los componentes, en tiendas locales de donde me encuentre en ese momento, ya que creo que hay que luchar un poco contra grandes empresas que están ahogando al pequeño comercio, destacando el trato cercano que tienes al comprar en persona”.

Una empresa que ha nacido con el objetivo de acabar con lo cotidiano y habitual. Una reivindicación a la situación actual.  “Prefiero una prenda de buena calidad con los mejores tejidos que me dure años, a tener que estar cambiando de ropa cada mes, con los inconvenientes sociales que conlleva, como el trabajo esclavo en muchos países”, ha indicado esta vecina de Moraleja.

Esta moralejana se inició en la costura años atrás de crear su propia marca. Algo que le vino casi desde la cuna. “De pequeña siempre veía coser a mi madre y se convirtió en mi referente. Comencé haciendo ropa a mis muñecas con ella, y poco a poco, fui creando mi pasión por la moda”.

El miedo a un mundo que parecía difícil frenó los sueños de esta joven de 25 años. Decidió enfocar su vida en otro camino y comenzó a estudiar Filología Alemana, pero la voz que silenció durante años, volvió de nuevo. “En tercer año de carrera esa voz no callaba y tomé la mejor decisión de mi vida, cambiar a Bellas Artes y compaginar mis estudios con formación en diseño e historia de la moda”.

Fue así como participó en un concurso de Jóvenes Diseñadores de Camariñas (Galicia) donde fue una de las 14 finalistas. “Me presenté sin esperanza, pero fue el empujón que necesitaba para dar el paso y comenzar a crear en mi marca”.