Hay días en los que quienes nos dedicamos al noble arte de escribir desearíamos tragarnos nuestras propias palabras y entonar el mea culpa por haber cometido un desliz. Se trata de esas ocasiones en las que uno trata de anticiparse a los acontecimientos y pisa la raya de la vergüenza por haber cometido un error periodístico. Pero este no es el caso.

Cuando el Día de Navidad escribí El sexto día temía encontrarme esta víspera de Nochevieja sobre la mesa los datos que hoy nos han arrojado a la cara. Era tan sencillo como calcular el tiempo que transcurre entre la exposición a la Covid‑19 y el momento en que comienzan los síntomas, que suele ser de cinco o seis días. Y el reloj se puso en marcha en la cena de Nochebuena, una fecha entrañable para reunirse con la familia en la que muchos pensaron que lo cercano no contagia.

Extremadura ha batido su propio récord y ha registrado 783 casos positivos de Covid-19 confirmados en tan solo una jornada. Con 220 personas ingresadas en los hospitales de la región y 30 de ellas en cuidados intensivos, esta comunidad ha alcanzado la cifra de 1.059 fallecidos desde el inicio de la pandemia. Se han declarado tres nuevos brotes y el virus ha vuelto a entrar en una residencia de mayores en el municipio de Rosalejo. Suma y sigue.

No era una cuestión de vaticinar, sino de sentido común. Está demostrado que no estamos preparados ni para afrontar una pandemia ni para comportarnos como personas civilizadas. El dolor, el llanto y el duelo se funden en una única expresión y cada vez despedimos a más amigos, familiares, conocidos o allegados con los que un día compartimos una charla, un viaje o una vida.

En esta misma tribuna decía que «allá por Nochevieja asistiremos a un notable incremento del número de contagios y pondremos el sistema sanitario al borde del abismo en los meses más crudos y fríos del invierno». Y recordaba que el hombre está acostumbrado a tropezar una vez tras otra en la misma piedra.

Nos ha explotado en nuestras propias manos el efecto Nochebuena y les aseguro que a mi no me ha cogido por sorpresa. Ahora sólo cabe confiar que no tenga segunda parte y que el endurecimiento de las últimas medidas aprobadas por el Consejo de Gobierno de la Junta de Extremadura haga que nos las tomemos lo suficientemente en serio para que no haya efecto Nochevieja y así evitaremos que a más de uno se le atragante el roscón de Reyes.