Cada día me gustan menos las lamentaciones, vengan de vengan. El muro de las lamentaciones de Jerusalén está lleno de papeles en los que se escriben deseos y peticiones. Cada poco tiempo, alguien va y los quita para que otros puedan seguirlos poniendo.

Hace muchos años alguien, suprimió la vía férrea que unía Extremadura con Castilla y León, conocida como la Ruta de la Plata. Y desde entonces estamos aislados por ferrocarril con el norte. Ahora alguien quiere convertirla en una vía verde para que nunca más se pueda plantearse abrirla. Parece que quieren convertir otros trazados en vías verdes para eliminar el acceso a Portugal.

El desarrollo de los pueblos va inexcusablemente unido a las infraestructuras y así lo entendió Juan Carlos Rodríguez Ibarra durante sus mandatos. Creó infraestructuras para acercarnos a todas partes; autovías autonómicas, mejora de las carreteras y el aeropuerto de Badajoz, entre otros.

Creo que ya es tiempo de dejarnos de lamentaciones y ponernos en marcha todos los extremeños. El tiempo corre y correrá contra nuestra tierra si nos quedamos en casa llorando nuestras desventuras.

Seria una auténtica desgracia definitiva que el Ministerio de Hacienda dijese ahora que hay que revisar los gastos de los trenes de alta velocidad. Se aceptan apuestas a que si se para el desarrollo, nos toca a nosotros. Desde mi ventana veo como se va el tren.