ISABEL BARRANTES 

 

La señorial Coria, donde se realizó el primer incunable de Extremadura, en 1489, esconde tras sus murallas de origen romano un estimable casco urbano de blancas fachadas. La Catedral de Santa María de la Asunción, el castillo, el convento de la Madre de Dios, el palacio episcopal y el Museo Catedralicio son visitas obligadas para el viajero.

Inexcusable es también acercarse hasta el Puente Viejo o Medieval, aunque, bajo sus arcos, no corra ningún río, y es que el Alagón, que, antes pasaba por allí, desvió su curso tras sufrir una riada en su cauce alto allá por 1590.

Los muros blasonados de sus fachadas transmiten el señorío de Trujillo, cuna del Francisco Pizarro. La plaza mayor, de estilo renacentista, está presidida por la estatua ecuestre del descubridor que contempla las casas de los linajes más importantes y entre los que destacan los de Cadena, Orellana, Chaves-Cárdenas, duques de San Carlos, Piedras Albas o Carvajal-Vargas. En lo más alto, el castillo ofrece las mejores vistas sobre una población orlada con la arquitectura señorial de los siglos XIV y XVI.

Capital de la Orden del Temple, Jerez de los Caballeros se alza entre encinares y las aguas del río Ardila y los pantanos de Brovales y Valuengo. Templarias son las murallas que conservan dos de sus seis puertas, la alcazaba y la iglesia de San Bartolomé, aunque es inexcusable acercarse hasta la Torre Sangrienta donde la leyenda cuenta que fueron degollados todos los caballeros. Las callejuelas se adornan con monumentos religiosos, palacios señoriales y casonas típicas.

A los pies de la sierra de San Miguel se levanta Llerena, adonde acudieron buen número de artistas entre los siglos XV y XVII, por lo que fue conocida como "la pequeña Atenas de Extremadura". Así lo muestran la iglesia gótico mudéjar de la Granada, la capilla renacentista del Prior y la parroquia hispano-flamenca de Santiago Apóstol. De los numerosos conventos que tuvo solo se conserva el de Santa Clara, cuyas residentes hacen los exquisitos “corazones de las monjas”.

Al sur de Extremadura, Zafra se levanta alrededor de sus dos plazas soportaladas: la Grande y la Chica, ambas conectadas por el arquillo del Pan donde luce un pequeño retablo de la Virgen de la Esperancita. Magnífico lugar para descubrir un núcleo comercial repleto de casas palaciegas y edificios religiosos que dan paso al antiguo Alcázar de los Duques de Feria, hoy Parador Nacional de Turismo.

OTROS RINCONES DESTACADOS DE LA REGIÓN

Extremadura está salpicada de pueblos que bien merecen una visita. Entre ellos se encuentra la señorial Alcántara con el Puente Romano sobre el Tajo, Baños de Montemayor y sus aguas termales, Fregenal de la Sierra, cuyo castillo acoge la plaza de toros y el mercado de abastos, Guadalupe y su monasterio, Hervás y su singular barrio judío o la azulejada y manuelina Olivenza.