Más de un centenar de antiguos vecinos de Granadilla (Cáceres) se han dado cita este domingo en la localidad que tuvieron que abandonar en 1965 para honrar a su patrona, Nuestra Señora de la Asunción, en el día de su festividad.

Desde hace dos décadas, los antiguos vecinos de la villa y sus descendientes vuelven al pueblo en la fiesta de su patrona y el Día de Todos los Santos para honrar a sus difuntos.

En la iglesia del pueblo, una talla de la Inmaculada preside ya como única imagen la advocación a la que se acogió la parroquia y a la que los vecinos profesan una gran devoción. Ante ella y los fieles que se dieron cita, el coronel castrense José María Batuecas, enviado por el Obispado de Coria-Cáceres,  ha oficiado la liturgia festiva, en la que ha recordado a los hijos del pueblo fallecidos durante el último año y ha pedido a la patrona su intercesión para que los hijos de Granadilla sigan reencontrándose junto a Ella durante muchos años.

Finalizada la misa, los antiguos habitantes de la villa expropiada por el embalse de Gabriel y Galán continuaron el encuentro en los soportales de la plaza mayor.