La fabrica Extremeña de Grasas reanuda hoy su actividad tras el decreto del alcalde Angel Calle revocando otro anterior, por el que levanta cuatelarmente la orden de cierre de la actividad, acordado el 29 de agosto. El levantamiento de la suspensión cautelar se ha llevado a cabo a cambio de tres condiciones: el cumplimiento efectivo de la anulación de vertidos de agua residual del proceso de fabricación de la planta al sistema integral de saneamiento; el compromiso formal del traslado de la factoría, que deberá ser presentado en el plazo máximo de un mes a contar desde la notificación del decreto, y la eliminación de la emisión de olores insoportables. Calle dio a conocer esta decisión ayer, tras una reunión mantenida con el gerente de la empresa, Enrique Pabón, y el director, Juan Cabotá.

Tras la misma, indicó que las razones que han llevado a permitir la reapertura de la fábrica han sido los informes de los técnicos indicando que cumplían cuatro de las condiciones exigidas para acabar con la emisión de malos olores y el compromiso de realizar el quinto, evitar el vertido de aguas residuales del proceso a la red de saneamiento.

Este compromiso se ha formalizado en un escrito registrado en el ayuntamiento por la empresa, en el que informa que suspenden circunstancialmente "los vertidos de agua residual del proceso de fabricación de la planta al sistema integral de saneamiento, mientras se acometen las actuaciones necesarias para subsanar las deficiencias".

Otra de las razones que Calle alega es la situación laboral que se podía dar, ya que corrían peligro los 32 empleos de la empresa. Los trabajadores, algunos con más de 20 años de antigüedad, se podían enfrentar a un expediente de regulación de empleo. "He tenido en cuenta el valor fundamental del empleo a la hora de tomar esta decisión, dada la situación laboral de España".

De todas formas, el alcalde manifestó a los responsables de la factoría que si, a pesar de todo, los malos olores persisten en un grado que no se puedan soportar y hay quejas de los vecinos, cerrará la fábrica de manera definitiva. "Saben que tomamos decisiones y que el bien general de la mayoría está por encima del valor del empleo y si se pierde empleo será por la culpa de la empresa, que no sabe tomar medidas". subrayó.

Por su parte, el gerente Enrique Pabón, indicó que salían muy satisfechos del encuentro con el alcalde, "sobre todo después del esfuerzo realizado durante este último año y medio para introducir mejoras en la fábrica; la apuesta por el mantenimiento de los puestos de trabajo y la creación de riqueza en Mérida".

Pabón añadió que durante el mes y medio que la fábrica ha estado cerrada, y a falta de una valoración exacta, calcula que las pérdidas se elevan a 300.000 euros. Durante este tiempo, el producto se ha estado enviando a otras fábricas del grupo. "Para nosotros era una cuestión de confianza mantener la cartera de clientes. Y recordamos que estamos prestando un servicio a la sociedad, al recoger los subproductos de animales de los mataderos", explicó el gerente de Extremeña de Grasas.