El Ayuntamiento de Mérida revoca la orden del cierre de la empresa Extremeña de Grasas con el compromiso de suprimir los vertidos de aguas residuales del proceso de fabricación. Según recoge El Periódico Extremadura, junto a este compromiso, la entidad debe comunicar al consistorio en un mes cuándo se trasladarán las instalaciones.

El alcalde, Ángel Calle, explica que los técnicos municipales "han comprobado" que se han puesto en marcha medidas correctoras de las deficiencias de la fábrica y, además, también se ha tenido encuenta el valor "fundamental" del empleo "a la hora de tomar decisiones" dada la situación laboral de España en la actualidad. No obstante, comenta que si no se suspenden los olores, "el valor del empleo quedaría disminuido".

El alcalde recuerda que el día 29 de agosto, el ayuntamiento ordenó retirar temporalmente la licencia de actividad a la factoría mientras persistieran las deficiencias detectadas. Con posterioridad a esa resolución de la alcaldía, añade, uno de los dueños de la empresa solicitó que se revocara la orden de suspensión del funcionamiento de la empresa porque se habían adoptado todas las medidas correctoras.

Por ello, los técnicos municipales visitaron en repetidas ocasiones la factoría y vieron que de las cinco medidas exigidas, "cuatro se habían cumplido", pero la instalación depuradora de aguas residuales "no alcanzaba la eficacia exigida por la normativa municipal", por lo que se pidió a la empresa que subsanara esta deficiencia.

Calle observa que, el 10 de octubre, la empresa solicitó de nuevo al consistorio que se revocara esta orden con el "compromiso" de "suspender los vertidos de agua residual del proceso de fabricación de la planta al sistema integral de saneamiento" mientras se acometen las actuaciones necesarias para subsanar la deficiencia observada en el vertido de aguas residuales al alcantarillado general.

El alcalde señala que teniendo en cuenta que con el compromiso propuesto por los titulares de Extremeña de Grasas se da "cumplimiento a la totalidad de las condiciones" que el consistorio exigió a la empresa, se ha resuelto levantar "cautelarmente" la orden de cierre de la planta siempre que su cumplan los condicionantes citados anteriormente.

Asimismo, Ángel Calle resalta que si la Policía Local o los vecinos de Mérida siguen diciendo que los olores son insoportables y el ayuntamiento comprueba que es así, la fábrica no podrá seguir en su ubicación actual "ni un día más". Además, la empresa le ha comunicado que en el tiempo de más de un mes que lleva cerrada la fábrica se han perdido "más de 300.000 euros" y que otra empresa en su lugar habría despedido trabajadores pero "ellos siguen apostando" por mantener la actividad de la planta.