Los ladridos de un perro han posibilitado que la Policía Local de Mérida haya localizado el cadáver de un hombre de 71 años en su propio domicilio. Los aullidos del can alertaron a los vecinos, que comunicaron a los agentes que algo extraño estaba ocurriendo en la vivienda. El perro no paraba de ladrar desde el pasdo fin de semana.

Así lo explica a EL Periódico Extremadura, Antonio Arriaza, quien ocupa la vivienda que se encuentra justo encima de la casa donde se ha encotnrado el cuerpo sin vida del septuagenario y que fue la persona que ayer al mediodía dio la voz de alarma.

"Gracias al perro nos dimos cuenta de lo que estaba pasando", asegura Arriaza. El animal "ladraba mucho más" de lo habitual , "nos extrañó y tras comentarlo con los vecinos decidimos llamar a la policía", relata.

Asimismo, explica que cuando los Bomberos y la Policía Científica entraron en la casa encontraron el cuerpo del jubilado tendido en el "suelo del cuarto de baño", mientras el perro estaba "encerrado en el patio", y según le comunicaron los bomberos el hombre llevaba "varios días" sin vida.

El levantamiento del cadáver se produjo hacia las 19.00 horas de ayer, y según coinciden algunas de las vecinas que estuvieron presenciándolo, el cuerpo presentaba evidentes síntomas de "descomposición". Algunas de ellas, como es el caso de Petra Moreno, afirman que no habían visto al hombre desde hacía "cuatro días".

"Inseparables"

Los vecinos de la zona apuntan que el fallecido vivía soo y destacan que dueño y perro eran "inseparables" y siempre salían juntos a pasear.

Según los primeros indicios, el fallecimiento pudo producirse por causas naturales. En cuanto a la perra del fallecido, los vecinos la describen como "un chucho" de color canela, cuyo nombre es Lali. Al parecer, el animal fue recogido por personal de la perrera municipal de Mérida tras el levantamiento del cadáver.