Unos 1.700 pacientes complejos, en su mayor parte enfermos de cáncer, son atendidos cada año por los equipos de cuidados paliativos del Servicio Extremeño de Salud (SES), siendo la mejor opción para el alivio del sufrimiento cuando el final de la vida es cercano o previsible, y constituyendo un derecho reconocido legalmente.

El director general de Atención Sociosanitaria del SES, Emilio Herrera, y el coordinador regional de Cuidados Paliativos, Javier Rocafort, han informado sobre el desarrollo del Programa Regional de Cuidados Paliativos, puesto en marcha en el año 2002 en Extremadura.

Entre las prioridades de este programa se encuentra la formación básica de los profesionales de atención primaria y especializada, que constituyen un primer nivel de atención a los pacientes en fase terminal, la promoción del voluntariado, el soporte altamente especializado de equipos específicos de cuidados paliativos en las ocho áreas de salud, o la existencia de una oficina central con funciones de planificación, gestión, coordinación y evaluación.

Emilio Herrera destacó que se trata de un buen recurso, pues los cuidados paliativos son la mejor forma de aliviar el dolor cuando la curación no es posible, pero la mayoría de la población desconoce su existencia.

En Extremadura existen 8 equipos de cuidados paliativos, uno en cada área de salud, atendidos por 40 profesionales especialmente capacitados, por lo que la estructura que atiende esta prestación es muy buena, según explicó Javier Rocafort.

Están ubicados en los hospitales, pero pueden atender tanto en el centro hospitalario como en el domicilio del paciente. Están compuestos por médicos, enfermeras y psicólogos especialmente preparados para atender los casos más difíciles.

Según los últimos cálculos, cada año unos 6.000 ciudadanos extremeños padecen una fase terminal de enfermedad antes de su fallecimiento. De ellos, aproximadamente la mitad tienen cáncer y el resto están afectados de enfermedades neuro-degenerativas (incluyendo demencias) o insuficiencias cardiacas, pulmonares, renales o hepáticas.

Muchos familiares y allegados acompañan a estos enfermos y sufren con ellos durante ese periodo, por lo que todos ellos deben recibir los cuidados adecuados en sus respectivos domicilios, centros de salud, centros residenciales o en los hospitales de referencia si fuera necesario, según indicó Emilio Herrera.

En la mayor parte de los casos, puede mejorarse la calidad de vida con una serie de medidas aplicadas por cualquier profesional sanitario con conocimientos básicos, mientras que un grupo más reducido de pacientes puede presentar una evolución compleja, y precisa la intervención de equipos altamente capacitados y con suficiente experiencia.

 En Extremadura, la cobertura ofrecida por este tipo de equipos es total, según explicó Emilio Herrera, cualquier paciente con evolución compleja, y derivado desde atención primaria o especializada puede recibir cuidados paliativos especializados en cualquier punto de la Comunidad Autónoma, en hospitales o domicilios, pueblos o ciudades, o donde quiera que se encuentre el afectado.

Las vías de acceso a los cuidados paliativos son, como en cualquier otra disciplina sanitaria, los centros de salud, los puntos de atención continuada, el teléfono 112 o las urgencias hospitalarias.
Otras medidas puestas en marcha han sido la promoción del voluntariado de calidad, que se encarga de ayudar al cuidado de estos enfermos y de sus familiares, la creación de la oficina central del programa y la puesta en marcha del "Observatorio Regional de Cuidados Paliativos de Extremadura".

Pese a que la cobertura ofrecida es muy alta y los resultados satisfactorios, el programa ha de evolucionar hacia la mejora de la calidad, y hacia un sistema más equitativo y accesible, según explicó Emilio Herrera.

 Para ello, están previstas en el futuro diversas acciones, como la mejora de la dotación dedicada a estos cuidados en los hospitales, con aumento del número de camas para ello, la formación de los profesionales de recursos residenciales, la mayor integración de la atención social y sanitaria a los pacientes en fase terminal, el cuidado de los profesionales o la formación universitaria y postgrado, entre otras.