La séptima matanza hurdana repartió 800 kilos de carne de cerdo entre los asistentes a la alquería de Rubiaco, dependiente del Ayuntamiento de Nuñomoral.

La fiesta gastronómica incluyó la celebración de un sacrificio al estilo tradicional a primera hora de la mañana y el reparto de dulces y aguardiente. A primera hora de la tarde se degustaron los derivados del animal a la brasa: pancetas, morros, costilla o picadillo. La fiesta se prolongó hasta bien entrada de la tarde con vino de la tierra y el acompañamiento musical de la charanga, los tamborileros y el grupo "Los Antaños".