Con el deseo de que "tengan suerte los del próximo año", concluyó Mario Vicente, sus correrías por las calles de Piornal desempeñando el papel de Jarramplas. Pasaban pocos minutos de las 17.30 de la tarde cuando acudía a casa del mayordomo entrante para entregarle la ropa. Allí en medio de los focos de las cámaras de televisión y un gentío que apenas dejaba a los periodistas acercarse a él, Vicente confesó  que "todo ha ido muy bien, gracias a Dios, y no ha pasado nada".

Poco después, Mario Vicente, se marchaba para su casa en medio de los aplausos y los besos de las personas que le habían seguido hasta el final de su trayectoria como Jarramplas. "Yo ya cumplí, habiendo salido todo aún mejor de lo que esperaba en principio. En próximas ediciones me vestiré, pero sólo a ratitos", adelantó, informa El Periódico Extremadura.

Previamente a las 16.00 de la tarde había hecho su entrada en la iglesia parroquial de su pueblo, en medio de una impresionante descarga de nabos sobre su cuerpo, hábilmente protegido por una coraza.

La escena volvería a repetirse a las 17.00 horas tras el rezo del rosario y la subida al trono de la imagen de San Sebastián, por parte de un devoto que en la puja ofreció ciento treinta euros, por realizar la colocación del Santo en el emplazamiento donde es venerado todo el año.

Por su parte el alcalde piornalego, Angel Rama, destacó "la gran cantidad de personas que se han acercado hasta aquí durante el sábado y el domingo, poniendo el pueblo a rebosar", especialmente en la tarde-noche del sábado, prolongándose la fiesta hasta altas horas de la madrugada de ayer.