La comunidad autónoma de Extremadura pierde miles de empleos y varios cientos de millones de euros cada año en el sector tabaquero por la ausencia de industrias, que se encuentran ubicadas en otras zonas del país, y por la dispersión de su actividad corporativa y logística.

A pesar de que esta región es la principal productora de tabaco de España y este sector mantiene casi 2.100 empleos a jornada completa, la ausencia de industrias manufactureras y la concentración de la actividad corporativa en grandes núcleos de población del país contribuye a la fuga de importantes cantidades de dinero cada año hacia otras comunidades autónomas.

El sector tabaquero aporta más de 100 millones de euros al Producto Interior Bruto (PIB) regional, pero su contribución económica al conjunto del país es mucho mayor: más de 3.300 millones de euros al PIB español. Lo mismo sucede si se hace una comparativa en lo que respecta a los puestos de trabajo: los casi 2.100 empleos a jornada completa que se mantienen en Extremadura resultan insignificantes comparados con los 53.000 existentes a nivel nacional.

Estos datos forman parte del informe «La importancia del sector tabaco en España», de Analistas Financieros Internacionales (AFI), que ha sido dado a conocer este jueves durante la reunión plenaria de la Mesa del Tabaco en Mérida, aunque presentados ante la opinión pública de una forma mucho más optimista.

PÉRDIDA DE VALOR REGIONAL

Extremadura es la principal productora de tabaco en rama de España, pero buena parte del valor añadido se escapa a otras zonas del país, como Canarias, Cantabria, Navarra o Madrid. En Canarias y Cantabria el sector tiene gran relevancia gracias a la fabricación de labores del tabaco; en Navarra su peso económico también es importante porque esta comunidad autónoma acoge a los fabricantes de máquinas expendedoras; y en Madrid se desarrolla una fuerte actividad corporativa. A ello hay que añadir la importancia que tiene la distribución mayorista, que se extiende por todo el territorio nacional para atender a los 13.000 estancos existentes.

Pero el peso económico del sector aún sería menor de no haber sido por el arraigo en las zonas productoras de la Compañía Española de Tabaco en Rama, S.A. (Cetarsa), una empresa pública integrada en la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) que se constituyó tras la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea (CEE) y la liberalización del sector tabaquero en 1987.

No obstante, Cetarsa ha ido cerrando progresivamente sus plantas de primera transformación hasta concentrar su principal actividad en las factorías de Talayuela y Navalmoral de la Mata, que mantienen un importante nivel de empleo en las comarcas de Campo Arañuelo y la Vera.

El informe de AFI defiende que el cultivo y la primera transformación del tabaco en rama en Extremadura son un modelo de producción sostenible a nivel europeo y que contribuyen a la sostenibilidad social y económica de su entorno por jugar un papel determinante en la vertebración territorial y la fijación de población a las zonas rurales. Pero lo cierto es que la ausencia durante décadas de industrias manufactureras elaboradoras de cigarrillos en Extremadura ha permitido que se escapen decenas de miles de millones de euros a otras zonas del país, con la consiguiente pérdida del valor añadido de la producción.