Extremadura es tierra de pastores, de calderetas de cordero y cabrito, pero además es región de tradiciones porque sólo en esta comunidad autónoma es posible degustar una caldereta de cabrito elaborada a fuego lento y como se hacía en el año 1.805.

La costumbre sigue más viva que nunca en Villanueva de la Sierra, una pequeña localidad de Sierra de Gata que cada año conmemora los carnavales guisando la caldereta de cabrito como lo hicieron los vecinos del pueblo allá por el año 1.805, fecha histórica ya que fue aquel entonces cuando en Villanueva surgió la fiesta ecologista más antigua del mundo.

Poder disfrutar de una buena caldereta es un atractivo de peso para visitar este pueblo enclavado a los pies de la Sierra de Dios Padre. Y fue aquí, en este rincón de Extremadura, cuando un Martes de Carnaval nació este festejo protector de la naturaleza. Durante aquel año, una tormenta calcinó una arboleada de este pueblo serragatino, fue entonces cuando surgió la repoblación forestal, una actividad que continúa celebrándose más de 200 años después.

Esta iniciativa fue promovida por el párroco de la época, Ramón Bacas Roxo quien, con el apoyo del resto de ciudadanos, logró que la localidad fuese pionera en el cuidado con el medio ambiente.

En 1805 tuvo lugar la primera plantación de álamos en la zona de El Ejido y Fuente de la Mora. Esta cita, con los alumnos de la escuela como protagonistas, se prolongó durante tres días. Una actividad en la que participaron todos los vecinos de Villanueva de la Sierra,  tal y como recogió el Semanario de Agricultura y Artes en octubre de ese mismo año.

Desde aquel día, y a excepción de la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil, esta localidad serragatina rinde homenaje a la naturaleza con la plantación de diferentes árboles. Este año el Ayuntamiento de Villanueva de la Sierra ya tiene todo preparado para vivir el próximo fin de semana la fiesta ecologista más antigua del mundo y compartir con vecinos y forasteros ricas viandas de pueblo como la caldereta de cabrito al estilo de 1805 o los ricos dulces que se hacen en los hornos de leña que siguen funcionando en la comarca de Sierra de Gata.