Los voluntarios que componen las Unidades de Emergencia Social (UES) de Cruz Roja Española en Extremadura han proporcionado este 2022 comida caliente y ropa de abrigo a un total de 259 personas que se encuentran en situación de vulnerabilidad y carecen de hogar en la región.

El voluntariado de la institución realiza un seguimiento diario de la situación de estos ciudadanos, seguimiento que se refuerza durante las olas de frío y calor. Así, desde el pasado 19 de diciembre, y hasta el finales de marzo del próximo año, está en marcha la campaña “Yo me protejo”, una acción con la que Cruz Roja renueva su compromiso para garantizar los derechos y las necesidades básicas de este colectivo ante el impacto negativo de las bajas temperaturas.

Así, en 2022 un centenar de voluntarios de Cruz Roja Española en Extremadura han atendido a 95 personas en Badajoz, 48 en Mérida, 56 en Cáceres y 60 en Herrera de Duque, localidad en la que la que cuentan con un albergue. En toda España, Cruz Roja ha proporcionado alimentación y ropa de abrigo a más de 16.700 personas. La Institución está presente en 38 provincias del país para desarrollar esta acción.

Además, existen 759 plazas disponibles en alojamientos temporales para los momentos críticos en 16 provincias y 31 centros de días con los que poder ofrecer servicio de ducha, lavandería o comedor cuando se necesita. En otras ocasiones, Cruz Roja facilita el transporte hasta plazas y alojamientos gestionados por otras entidades y administración con el mismo fin, ya que colabora con otras ONG y administraciones públicas de todos los niveles pertenecientes a la red de atención de personas sin hogar.

Hacerlo posible es tarea de las 15.000 personas voluntarias de todo el territorio nacional comprometidas con las personas sin hogar, que realizan la atención de manera individualizada en el mismo lugar en el que se encuentran; suelen tener diferentes horarios, y abarca la atención nocturna en invierno, y las horas centrales de calor en verano.

Además de realizar la atención diaria, Cruz Roja se mantiene siempre alerta para la detección de nuevos casos: se realiza una búsqueda directa de las personas que se encuentran en la calle, teniendo en cuenta que el espacio público tiene diferente uso según el género, por lo que se cuenta con unidades especialistas en esta realidad.

La entrega de productos de alimentarios, higiene masculina y femenina, vestuario, elementos de abrigo como mantas o sacos de dormir, sanitario y preventivo de la COVID-19, o la cobertura de necesidades básicas son las atenciones más destacas que se desarrollan los 365 días del año en todas partes.

En el caso de detectar casos susceptibles de atención más específica (sanitaria, social, etc..) se realizan las derivaciones oportunas para su correcta ayuda, disponiendo de protocolos diferenciados en función del tipo de vulnerabilidad y los riesgos a los que se enfrenta, ya que no es lo mismo hablar de mujeres, personas con discapacidad o personas con síntomas compatibles con la COVID-19.

Más allá de la atención, los equipos de las unidades de emergencia social informan y orientan sobre todos los recursos existentes de los que pueden hacer uso para obtener más servicios y atenciones, contándoles a cuáles tiene derecho, con especial relevancia a los de atención de emergencia por situación de violencia de género o de protección a la mujer ante situaciones de exclusión residencial.

La campaña “Yo me protejo” de Cruz Roja busca también mejorar los hábitos saludables y evitar conductas de riesgo en la población vulnerable relacionados con el impacto negativo de las bajas temperaturas.

A través de llamadas telefónicas, además de facilitar consejos, la organización también persigue conocer la situación de pobreza energética de las personas a las que se dirige para poder darles una respuesta inmediata a quienes indiquen «falta de recursos para
mantener la temperatura».

Esta actuación forma parte de su compromiso habitual, pero se incrementa en el marco del plan Cruz Roja “Reacciona” (dotado de 8 millones de euros iniciales) ante la crisis actual provocada por la inflación, la crisis de Ucrania o los efectos medioambientales.