Los graves incendios sucedidos el pasado verano en Sierra de Gata y Las Hurdes han provocado severas consecuencias en la flora y la fauna de las zonas, pero también en las personas y sus propiedades que se encontraban cerca de los focos. No obstante, ese es el impacto ambiental más directo pero no el único, ya que no siempre la repercusión es inmediata.

A pesar de que las actuaciones para la restauración de las zonas afectadas, las consecuencias de los fuegos no han terminado y los habitantes de Ladrillar y Cabezo han sido testigos de ello.

Las lluvias de principios de semana han provocado el movimiento de tierras en los terrenos que rodean la carretera (CC-158) que une ambos municipios, quedando totalmente bloqueada en un curva. Debido a la pérdida de la cubierta vegetal por las llamas, las precipitaciones pueden producir deslizamientos de tierra que, como en este caso, caigan sobre vías o incluso sobre usuarios.

Este accidente medioambiental aconteció el martes 11 de octubre y, esa misma, tarde pudo resolverse gracias a la rápida acción de los profesionales.