La Junta de Extremadura ha acordado esta misma semana solicitar al Consejo Económico y Social de Extremadura un informe facultativo sobre las consecuencias socioeconómicas de la sequía meteorológica en la región.

El Consejo Económico y Social deberá remitir su dictamen en un plazo máximo de dos meses, tal y como han confirmado desde el Ejecutivo regional.

Los episodios de sequía tienen importantes consecuencias para la economía, el medio ambiente, la agricultura, la industria y la salud.

La sequía afecta a todos los sectores de la sociedad, y su gestión plantea importantes retos en el futuro e impone un enfoque integral que promueva una respuesta proactiva, un marco de gestión apropiado que subraye la importancia de la capacidad de todas las instituciones para adoptar la necesaria orientación integradora, han indicado desde la Junta.

Este enfoque requiere de un análisis que aborde sistemáticamente los factores de vulnerabilidad, los impactos sociales y económicos y una cultura de la evaluación y la eficiencia en el destino de los recursos hídricos.

En el dictamen que se solicita al Consejo Económico y Social se cuenta con su concurso para analizar de manera global el fenómeno de la sequía, abordando los distintos aspectos de un problema complejo.

El estudio deberá centrarse no solo en la parte más visible, como pueden ser el estado de los embalses, sino también en otros aspectos como son las consecuencias ambientales, económicas y sociales.

La sequía supone una anomalía transitoria, más o menos prolongada, caracterizada por un periodo de tiempo con valores de las precipitaciones inferiores a los normales en el área. La causa inicial de toda sequía es la escasez de precipitaciones (sequía meteorológica) lo que deriva en una insuficiencia de recursos hídricos (sequía hidrológica) necesarios para abastecer la demanda existente.

MÁS DE 150 DEFICIONES DE LA PALABRA SEQUÍA

Por ello, no hay una definición de sequía universalmente aceptada, pues difiere de un lugar a otro, e incluso cada usuario del agua tiene su propia concepción. La literatura científica contempla más de 150 definiciones de sequía diferentes.

Se dice que se está en sequía meteorológica cuando se produce una escasez continuada de las precipitaciones. Es la sequía que da origen a los restantes tipos de sequía y normalmente suele afectar a zonas de gran extensión. El origen de la escasez de precipitaciones está relacionado con el comportamiento global del sistema océano-atmósfera, donde influyen tanto factores naturales como factores antrópicos, como la deforestación o el incremento de los gases de efecto invernadero.

La definición de sequía meteorológica está vinculada a una región específica, ya que las condiciones atmosféricas que producen déficit de precipitación son muy variables de una región a otra. Además este tipo de sequía también puede implicar temperaturas más altas, vientos de fuerte intensidad, humedad relativa baja, incremento de la evapotranspiración, menor cobertura de nubes y mayor insolación; todo ello puede traducirse finalmente en reducciones en las tasas de infiltración, menor escorrentía, reducción en la percolación profunda y menor recarga de las aguas subterráneas. En muchos casos el indicador primario de disponibilidad de agua es la precipitación.

DIFENRENCIAS ENTRE SEQUÍA Y ESCASEZ

La sequía, entendida como anomalía temporal de precipitación o caudal natural, puede producir, o no, una situación de insuficiencia en los suministros de agua, en función del nivel de demanda de agua existente en el área y de las características, en general, de los sistemas de explotación del recurso.

La escasez representa una situación permanente de déficit en relación con la demandas de agua en un sistema de recursos de ámbito regional, caracterizado, bien por un clima árido o bien por un rápido crecimiento de las demandas consuntivas.

Habida cuenta que la sequía es una anomalía natural transitoria, suficientemente prolongada, debe diferenciarse de la aridez, que es una situación estructural natural de una región y por tanto permanente. Aún en estas circunstancias no debería haber déficit si los sistemas de explotación estuvieran adecuadamente diseñados y explotados y las demandas se mantuvieran en límites razonables, acordes con las características climáticas de la región. Ello precisa actuaciones planificadas a medio y largo plazo.