La enfermedad de la viruela del mono ya afecta a más de 150 personas en España y, según el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC), existe un riesgo potencial de transmisión del virus de humanos a animales, especialmente a roedores domésticos como los hámsteres.

Ante esta situación, los expertos  insisten en la necesidad de seguir las pautas sanitarias cuando se detecte un contagio en la familia, así como permanecer alerta a los síntomas que puedan indicar que nuestras mascotas hayan contraído la enfermedad y, en este caso, consultar a los especialistas.

Tal y como explica la directora técnica veterinaria de Kivet, Ana Ramírez, «la viruela del mono es una enfermedad vírica zoonótica, es decir, puede transmitirse entre animales y seres humanos. En la actualidad, se encuentra de forma endémica en monos, perros de las praderas, ardillas listada y arborícola, rata de Gambia y lirón enano africano. No obstante, cualquier mamífero es susceptible de contraer la enfermedad, siendo más vulnerables los conejos, perros de las praderas y pequeños roedores, que además pueden actuar como reservorio del virus».

“Todavía no se ha determinado si la enfermedad se transmite a perros y gatos, que son las mascotas mayoritarias en nuestros hogares, pero, en todo caso, debemos siembre actuar conforme a las pautas sanitarias para evitar la expansión de la enfermedad”, puntualiza Ramírez.

Así, en lo que concierne al mundo animal, los expertos  indican que las personas enfermas deberán evitar el contacto con animales silvestres o roedores, ya que actúan como reservorio; mientras que para para las mascotas que hayan estado en contacto con un individuo enfermo, desde el ECDC recomiendan cuarentenas de 21 días, idealmente en espacios controlados y sin contacto con el exterior. Y es que, según se ha descrito, el contagio se produce por el contacto estrecho tanto con fluidos corporales del individuo infectado, esto es, sudor, sangre, saliva u orina, entre otros; como a través de las pústulas, heces o animales fallecidos.

Entre los síntomas descritos en los animales se encuentran la fiebre, la anorexia, la letargia y las lesiones cutáneas, que suelen aparecer primero en la cabeza y se extienden posteriormente hacia el resto del cuerpo, con especial incidencia en patas y orejas. Según explica Ramírez, “es esencial que, ante cualquier sospecha de la enfermedad en mascotas, consultemos inmediatamente con nuestro equipo veterinario de confianza”.