Año 1952. En aquel entonces, SEO/BirdLife estaba a punto de nacer. Valverde y nuestro fundador, Francisco Bernis, llegaron por primera vez a Doñana para anillar pájaros. Fueron invitados por Mauricio González‑Gordon –uno de los propietarios del coto–. Franco quería secar y repoblar con eucaliptos el corazón de Doñana. Fruto de esa expedición, Bernis redactó un informe técnico que fue enviado a Franco, para convencerle de la relevancia del coto y evitar su destrucción.

Año 1962. Una mujer, Rachel Carson, con su libro Primavera silenciosa sacudió al mundo occidental y despertó en la sociedad una conciencia ecológica dormida. Denunció los riesgos de la utilización masiva de productos químicos peligrosos, en concreto el DDT y otros plaguicidas, que estaban dejando a los campos sin insectos, sin aves y en silencio. Entonces, SEO/BirdLife llevaba ya casi una década estudiando a nuestras aves y dando voz a aquellas que presentaban serias amenazas e incluso defendiendo de la desecación lugares tan emblemáticos para ellas como el Coto de Doñana.

Eran otros tiempos. Eran también años de persecución sin piedad a las consideradas alimañas (águilas, lobos, milanos, linces…). Había que mantenerlas a raya para salvaguardar los recursos cinegéticos, pesqueros o de otra índole. En aquellos años, la Administración fomentaba y premiaba su extinción y, es más, suministraba y distribuía para ello venenos, lazos y demás medios. Afortunadamente ese periodo negro de la conservación de la naturaleza es tiempo pasado. De hecho, muchas especies casi esquilmadas por los alimañeros fueron protegidas, Doñana fue salvada de la desecación y declarada parque nacional en 1969, y el DDT se prohibió en 1972.

Ahora es tiempo de transición ecológica, de calidad de vida, de derechos sociales, de denuncia del maltrato animal y de valores democráticos. Sin embargo…

Año 2022. Doñana está en peligro de extinción por desecación. Así lo ha decidido por mayoría el Parlamento andaluz, votando a favor de legalizar el saqueo ilegal de agua para el regadío. Una decisión democrática que arruinará a aquellos agricultores que cumplen con la ley. Se acabará desecando la marisma de Doñana, aunque hace décadas se parara a los eucaliptos y se declarara el parque nacional.

Año 2022. SEO/BirdLife tiene que seguir dando la voz de alarma por las aves, por la naturaleza y por nuestra sociedad. Los datos del reciente Libro Rojo de las Aves de España no dan tregua. Cada vez hay más aves amenazadas y cada vez hay más silencios en nuestros campos, mares y ciudades. Más de la mitad de las aves evaluadas presentan problemas de conservación. El panorama resulta desolador. La contaminación, la alteración de los ecosistemas, las prácticas agropecuarias intensivas y, ahora también, el cambio climático, aparecen claramente como sus principales amenazas.

Nos estamos engañando. Seguimos siendo los mismos o haciendo lo mismo. Todavía hay quien defiende eliminar las “alimañas”, usar masivamente los fertilizantes y plaguicidas que contaminan y empobrecen nuestros campos y a nuestros agricultores y, aún más, se pretende legalizar la desecación de nuestro Santuario de la Naturaleza: el Parque Nacional de Doñana, lo que nos empobrece a todos. Las conciencias y acciones de políticos y ciudadanos –del campo y las urbes– se parecen demasiado a las de más de medio siglo atrás. Reflexionemos o a la España que ahora decimos “vaciada”, le agregaremos ese otro calificativo que nos pesa tanto como el anterior, el de la España “silenciada”. Nos quedamos sin gorjeos, graznidos o arrullos de aguiluchos, calandrias, gangas, perdices o escribanos.

El campo enmudece ante una España que se comunica a gritos y cada vez está más sorda a las demandas –ya históricas, que no histéricas– de todos los que un día –también lejano– escuchamos a Carson decir verdades “entonces exóticas” y hoy cada vez más reforzadas por la ciencia y la evidencia.

Es hora de poner negro sobre blanco. Las aves están en alerta roja. Nuestra naturaleza está en peligro. Acabemos con el maltrato a nuestros campos y a la vida silvestre. Los alimañeros del siglo XXI son los que esquilman la naturaleza y eso es igual a desplumar el mundo rural. Por su parte, muchos ciudadanos salvan sus conciencias, y su desconexión con la naturaleza, cuidando a sus mascotas y denunciando el maltrato animal. Dos reclamaciones muy loables, que yo misma defiendo, pero del todo insuficientes.

Las políticas verdes se están enmarronando. No es tiempo de alimañas, ni de peluches. Es tiempo de conservación y de ciencia.

En 1962, hace seis décadas, Rachel Carson afirmaba “Sentí que tenía una obligación solemne de hacer lo que pudiera por la integridad del mundo natural que sostiene toda la vida”.

En 2022, desde hace casi siete décadas, SEO/BirdLife mantiene firme su compromiso fundacional: ser la organización conservacionista que evita las primaveras silenciosas de las aves y defiende a la sociedad.

La autora es directora ejecutiva de SEO/BirdLife