El nuevo académico de Extremadura, Jesús María García Calderón, defendió ayer, durante su discurso de ingreso en la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, celebrado en el Palacio de Lorenzana de Trujillo, la Raya de Portugal, la frontera más antigua del mundo y las más extensa de Europa, como antítesis de la frontera.

El nuevo académico extremeño, que hizo su entrada en el salón de actos de la sede de la Academia, acompañado por los académicos Manuel Pecellín y José Julián Barriga, a los acordes del himno de la Academia, subrayó en su discurso que “la Raya no es la frontera con Portugal, porque una cosa es la Raya y otra muy distinta la frontera política o administrativa que ambas naciones forjaron en el curso del tiempo. Toda frontera es una invención, una línea imaginaria que no se debe cruzar sin permiso y, más aún, sin estar perfectamente identificado; pero la Raya es mucho más que una limitación deambulatoria: es un ingenio social que opera como abrigo y refugio para defender un reducto de libertad, una paradójica independencia de sentimientos compartidos, para recomponer esa entidad territorial diferenciada durante la fértil dominación romana”.

El exfiscal jefe de Andalucía defendió la existencia de tres fronteras solapadas que sirven a portugueses y españoles para convivir, diferenciarse y para entenderse mejor: la frontera administrativa, diluida en el proyecto europeo; la Raya como espacio imaginario que se cruza, transforma y habita y que nos permite borrar la frontera administrativa cuando nos interesa para buscar un encuentro alternativo entre los habitantes ibéricos y, en tercer lugar, una frontera fonética, una fórmula defensiva para combatir el infundado temor de la expansión española que, de tarde en tarde, viene reflejando la historia.

Para el nuevo académico, la idea de las tres fronteras solapadas “no extraña a quienes hemos mirado a Portugal con tanta admiración y franqueza y comprendido que el éxito de cualquier forma de convivencia reside en una diversidad vocacional que se va imponiendo sin afectación y con naturalidad con el paso del tiempo”.

García Calderón contestó posteriormente a quienes niegan la condición de la Raya como la frontera más antigua del mundo, afirmando que basta mirar el mapa sucesivo de nuestro continente para comprobar que los límites del Tratado de Badajoz (1267) o de Alcañices (1297) no se vieron modificados desde finales del siglo XIII, aunque es cierto que, en el siglo XIII, la Raya es una frontera medieval que no separa a Portugal de España, sino del Reino de Castilla, pero su condición de confín continental y su vocación de frontera de espaldas al resto del continente es tan audaz como innegable.

Finalmente, el nuevo académico de Extremadura concluyó diciendo que “los extremeños sabemos que la Raya es mucho más que una separación política: es una conducta social que no solo ha borrado la división administrativa, ya que también opera como un recordatorio de la integridad telúrica que todavía palpita en nuestra península” y manifestó, por último, su creencia de que la Raya tiende a desaparecer y muy pronto lo hará transformándose en otra magnitud territorial quizá más valiosa.

El académico Gerardo Ayala Fernández fue el encargado de responder al discurso del recipiendario, quien recordó a su antecesor en la Medalla, Manuel Terrón Albarrán, fundador de la Academia, el concepto de la justicia limpia del nuevo académico, su vida profesional y su obra poética.

Finalizado el discurso, la directora de la Academia, María del Mar Lozano Bartolozzi, le impuso al nuevo académico la medalla de la institución y le entregó el título que le acredita como académico.

Al acto asistieron académicos numerarios y correspondientes, compañeros de otras Academias a las que pertenece García Calderón, y el secretario general de la Consejería de Cultura, Pedro Alvarado, en representación del presidente de la Junta.