La mortandad de la cabaña apícola extremeña que el sector tendrá que recuperar de cara a la campaña de este año ha alcanzado el 40 por ciento, principalmente por los efectos de la varroa, un elevado porcentaje que obliga a los apicultores a un importante coste en inversión y tiempo para repoblar las colmenas.

Así lo ha asegurado a Efe el responsable regional del sector Apícola en Asaja, Paulino Marcos, quien ha indicado que el sector extremeño sufre esta problemática durante los últimos años debido a la incidencia del ácaro de la varroa, ante la que los sistemas para afrontarla están «obsoletos”, de ahí que sean necesarias nuevas investigaciones y que éstas además se autoricen.

La mortandad de la cabaña apícola extremeña ha sido, no obstante, un 10 por ciento inferior en relación a la experimentada hace un año, debido a las temperaturas suaves acaecidas el último invierno.

Con condiciones climáticas como las vividas, la mortandad no hubiera superado el 15 por ciento «si no fuese por la incidencia de la varroa», lo cual demuestra por tanto los efectos de este ácaro.

El problema, ha explicado, viene derivado de que el actual tratamiento frente al ácaro no se renueva desde los años 90, mientras que la varroa sí ha evolucionado frente a estos sistemas, cada vez por tanto más ineficientes.

La situación no solo produce aumentos elevados en los costes económicos para la repoblación de la cabaña, sino que además se pierde un tiempo precioso en estas tareas que debería desempeñarse de cara a la campaña.

No en vano, ha agregado, la recolección del polen comenzará en escasas semanas, momento en el que muchos apicultores tendrán que destinar un tiempo a esta campaña y otro a reponer aún colmenas, pues «si no hay abejas no hay actividad».

Si a esta problemática se le unen el prolongado periodo de sequía, lo que retrasa la llegada de las flores, y el elevado precio del carburante, que afectará especialmente durante la campaña de trashumancia, el sector extremeño afronta una temporada más sin las mejores de las perspectivas.

En el caso del coste del carburante, muchos apicultores podrían plantearse no acudir a las comunidades vecinas en trashumancia si la situación se mantiene avanzada la primavera, pues transportar las colmenas no sería rentable.