Desde los tiempos del Imperio Romano en Cáceres y hasta nuestros días en 2022, el espíritu de la mujer del César y la tan manida frase que pronunció un senador a otro con “La mujer del César, además de ser decente tiene que parecerlo”, es una frase que no parece que vaya a pasar al olvido, pues son demasiado frecuentes los ejemplos que suceden en el mundo y en particular en la ciudad de Cáceres a usar esta frase.

En esta última semana, por Cáceres el espíritu de la mujer del César se ha dado un par de paseos. El primero fue con el nombramiento del presidente vecinal de Montesol como coordinador local del partido político Ciudadanos, el señor Joaquín Valhondo y el segundo fue en el pleno del ayuntamiento del jueves, en la persona del concejal de Turismo de gobierno del PSOE, Jorge Villar que a su vez es presidente, directivo y representante de varios colectivos empresariales de apartamentos turísticos a la vez que propietario.

En política se exige la virtud de ser decentes y para que no se ponga en duda y ser un ejemplo, también debe cuidarse la apariencia de serlo, sin tener que cuestionar la legalidad de los actos y conductas de quienes se dedican a la política ostentando cargo público o interno en los partidos.

En el primer caso la apariencia se rompe al ostentar a la vez dos cargos (vecinal y político) que contraponen sus intereses donde deja en el aire la duda de poder ser beneficiada o perjudicada la barriada vecinal por decisiones partidistas o el beneficio que el partido en forma de votos pueda obtener por ser el dirigente vecinal también coordinador del partido o ir el número 11 en la lista de C’s las pasadas elecciones.

En el segundo caso, ¿cómo es posible que el concejal de Turismo que es parte del gobierno local (Ejecutivo) y también parte del Legislativo? (no hay separación de Poderes). ¿Se atreve a tomar la palabra y votar a favor de la creación de una ordenanza (ley) que regule la situación de los negocios de los apartamentos turísticos de los que él mismo ostenta hasta la presidencia de una de las asociaciones? Una ordenanza en la que se pretende “privilegiar” fiscalmente a estos negocios, diferenciándolos de los hoteles, hostales, etc.

En ambos casos, especialmente el segundo, el espíritu de la mujer del César debe estar consternado pues la virtud de la “apariencia” ha quedado muy dañada dejando la larga sombra de la duda sobre la virtud de “ser decente” al menos ética, moral y quién sabe si hasta legal.

Un país donde muchos y en concreto los políticos y sus partidos presumen de tener una democracia y constitución, al menos en su apariencia, donde se soflama la separación de Poderes, ¿cómo es posible que las mismas personas ostenten los poderes ejecutivos y legislativos y además presidir asociaciones civiles como las vecinales y empresariales?

Y al menos en el “parecer”, ni de los partidos tradicionales, ni de los nuevos que decían venir a “regenerar la política y los valores constitucionales”, sepan o practiquen el espíritu de la mujer del César o las virtudes democráticas de Montesquieu.

Algún día, España será una democracia.