Cuarenta años coleccionando piezas de la Guardia Civil es lo que lleva haciendo Raúl Morcillo, un aficionado sin ninguna vinculación familiar con el cuerpo, que ha abierto la colección privada completa del país con más de 10.000 referencias.

“Todo empezó cuando, de niño, me regalaron un pin de la Guardia Civil, me gustó y me puse a coleccionar y a investigar”, ha apuntado a Efe este coleccionista, que ha abierto en Almendralejo unas instalaciones con piezas únicas.

Cuando llegas al Museo de la Guardia Civil te recibe un cartel con el ‘Todo por la patria’ bajo un candil encabezando la puerta de acceso, el mástil en la pared, un llamador de hierro y un pequeño buzón en el que se aclaraba si el guardia había salido de servicio y a quién podía recurrir en caso de urgencia.

Todo emulando la entrada a cualquier viejo cuartel, elementos que en 1848 el duque de Ahumada quiso que estuvieran visibles en todos los cuarteles.

Es sólo el aperitivo de lo que muestra la colección de Raúl, en la que destaca un sable de 1848, una puerta de calabozo y el aparato con el que le cogían las huellas digitales en 1900.

También piezas únicas, como la moto sidecar Sangla, de 1965, un modelo que empezó a usarse por el Cuerpo en 1920 y permitía el desplazamiento de tres agentes.

Es la joya del apartado dedicado a los vehículos usados por los guardias civiles a lo largo de la historia y que comienzan con una vieja bicicleta.

En esta colección privada, que se puede visitar de forma gratuita, aunque agradece los donativos para poder mantenerla abierta sin ninguna ayuda pública, se repasa la historia de la Guardia Civil desde su fundación hasta la actualidad.

Reflejada en uniformes, vehículos, documentos y el material utilizado por los agentes, el visitante puede conocer las distintas épocas y todos los cuerpos especializados de la Guardia Civil.

Desde los GEA especializados en submarinismo hasta los paracaidistas, desde los especializados en terrorismo primero de ETA y los GRAPO hasta el yihadismo o los TEDAX.

Resulta curioso ver los antiguos talleres mecánicos, un paracaídas utilizado o el material del cuerpo de alta montaña, pero aún más la recreación de un cuartel de la Guardia Civil del País Vasco o Navarra en plena apogeo de la lucha armada de ETA.

Y como homenaje a las víctimas, una bandera abierta deja ver los nombres de todas los asesinados de la Benemérita por la banda terrorista.

El visitante puede, además, escuchar curiosidades de este cuerpo, como que tuvo mujeres en sus filas desde 1925 con la figura de las matronas que cacheaban en los cuarteles de las fronteras y además ayudaban a dar a luz a los hijos de guardias.

También que cada agente estaba obligado a mostrar un billete de 5 pesetas cuando el mando pasaba revista a su cuarto, como muestra de que debía ser ahorrador. En la época del hambre no era fácil guardar esa cantidad sin usarse, por lo que a veces se lo tenían que prestar y pasárselo entre las ventanas de cada habitación del cuartel.

El museo cuenta con tablillas indicativas de los cuarteles, que debían ser visibles en zonas transitadas de cada pueblo; y también una amplia colección de gorros que han usado los guardias civiles a lo largo de su historia, desde la gorra de Cuba, usada de 1890 hasta 1898, hasta el gorro sahariano en verde o en blanco.

Otra sala muestra las correspondencias y los legajos que se enviaban entre los distintos cuarteles de la Guardia Civil con documentos atados con lo que había, desde cuerda hasta precinto.

El museo aún no está completo, ya que aún hay piezas por exponer, pero Raúl cuenta orgulloso que desde que comenzó a exponer la colección han sido muchos los familiares relacionados con la Benemérita que les han ido donando cosas; desde una moto de Tráfico, que tuvo que ir a recoger a Barcelona, hasta el retrato a óleo de un oficial extremeño donado hace pocos días por una familiar.

También quieren hacer un circuito de seguridad vial en el patio exterior de las instalaciones y, en el salón de actos, que agentes profesionales puedan dar charlas a los jubilados y amas de casa para que estén prevenidos ante posibles fraudes o primeros auxilios, así como a escolares sobre los peligros de internet.