La organización agraria Asaja Extremadura ha mostrado su “rotunda oposición” a la reforma laboral que pretende aprobar el Gobierno y que tiene como intención terminar con la figura de los temporeros agrarios, una figura “imprescindible” en el sector agrario en campañas que son muy estacionales en el tiempo, como ocurre en el caso de la vendimia y la recogida de la aceituna.

Según se desprende del proyecto de Real Decreto que se viene publicando en los últimos días, esta reforma laboral no incluye, en cambio, figuras alternativas para la contratación de trabajadores en este tipo de campaña agrícolas, tan habituales en Extremadura, lo que ahondaría aún más en la incertidumbre que atraviesan las producciones agrarias.

Para muestra baste un dato: hay 9.743 parados en la comunidad en el sector agrario, según los últimos datos oficiales de desempleo, siendo uno de los pocos sectores donde ha subido el paro en el último mes. Y lo que es peor, en cambio, “es que sigue faltando mano de obra en el campo para realizar las labores agrícolas así que esta reforma laboral, si finalmente se aprueba, no ataca los problemas estructurales del sector sino que se limita a realizar cosméticos y únicamente basados en cuestiones ideológicas, pero que no serán nada positivos sino todo lo contrario”, ha denunciado Ángel García Blanco, presidente de Asaja Extremadura.

Entre sus objetivos, pretende acabar drásticamente y a marchas forzadas con los temporeros, proponiendo que ninguna empresa pueda contratar trabajadores eventuales por encima del 15% del personal fijo. “Esto significa que quién ha redactado esta normativa no conoce ni de lejos la realidad del sector sino que está sentado en su cómodo y lujoso sillón ministerial de la ministra Yolanda Díaz, y ha sido redactado por alguno de los miles de asesores que intentan justificar así sus grandes nóminas, pero que no tienen ni remota idea de lo que es la labor agrícola”, ha aseverado Ángel García Blanco.

El texto que recoge el Real Decreto asegura en que únicamente podrán justificarse los contratos temporales en dos casos. El primero, cuando haya un “incremento ocasional e imprevisible de la actividad empresarial que no pueda ser atendido con la plantilla habitual de la empresa” y para “sustituir a una persona con derecho a reserva de su puesto de trabajo”.

Si se aprueba esta contrarreforma laboral, una vez más, “el campo seguirá siendo el gran perjudicado dentro de una campaña que ha lanzado desde su entrada en el Gobierno Yolanda Díaz y su Ministerio y que día sí y día también quiere acabar con el sector agrario español cuando hay otros muchos problemas, estructurales, del campo a los que nadie da solución”, apostilla García Blanco.