Los extremeños han otorgado al Servicio Extremeño de Salud (SES) la puntuación más alta de los últimos 12 años, un 6,7. Así se desprende de la encuesta realizada por la Unión de Consumidores de Extremadura (UCE) que ha  contado con la participación de 706 personas de de distintas localidades de la región.

El 80% considera estar bien o muy bien de salud, siete puntos por encima con respecto al último estudio realizado en 2016. «Lo más probable es que estemos relativizando problemas de salud que hasta ahora nos parecían importantes, pero que, a la luz de la situación que estamos viviendo, nos parecen triviales», añaden desde la UCE.

Asimismo, un 26% de nuestros encuestados dice haber sufrido un retraso en el diagnóstico o tratamiento de otra enfermedad como consecuencia de la pandemia y, con el mismo porcentaje, nos encontramos a los que afirman que les han aplazado alguna prueba programada por la Covid-19.

En lo que respecta a la atención sanitaria en la pandemia, un 62% de encuestados manifiesta haber sido atendido mediante atención remota durante la crisis sanitaria. De ellos, algo más de la mitad afirma no estar del todo satisfecho con la atención recibida, lo que se traduce, inevitablemente, en que un aplastante 83% de nuestros encuestados prefiere la asistencia sanitaria presencial antes que la recibida a distancia, sea telefónica o telemática.

Por otro lado, un 38% de los encuestados manifiesta que el trato humano recibido de los distintos agentes sanitarios ha empeorado con la pandemia, aunque también es cierto que un 12% cree que es mejor.

Casi uno de cada cinco encuestados dice no haber usado los recursos de nuestro Sistema de Salud en el último año, y otro 43% sólo entre una y tres veces. Una tarea pendiente para algunos extremeños es la anulación de citas programadas ya que en torno a un 40% de los encuestados, no ha avisado de dicha anulado.

En otro orden de cosas, mejora la conciencia medioambiental de los extremeños pues, al preguntarles sobre el destino de las medicinas que les sobran, la mitad los guarda para otra vez (53% en 2016), el 44% los lleva al contenedor SIGRE de la farmacia (40% en 2016) y algo menos del 6% los tira al cubo de la basura.