El Ayuntamiento de Zafra ha sido nominado, por iniciativa popular, a los premios Atila 2021, en su accésit La Motosierra de Atila Extremadura, por, según Ecologistas en Acción de Extremadura, las podas abusivas a las que somete al arbolado de la ciudad,  que dejan un aspecto desolador del mismo, y merman el patrimonio arbóreo ciudadano, contribuyendo a su muerte y desaparición.

Según manifiesta la organización ecologista en un comunicado, la nominación del Ayuntamiento de Zafra responde a su «insistente interés en destrozar, mutilar y hacer desaparecer el arbolado urbano, con la intención de que, con su merecida nominación, reflexione y cambie su gestión por el bien de los árboles y los ciudadanos».

Ecologistas en Acción de Extremadura, con la campaña de participación ciudadana denominada La Motosierra de Atila,  pretende llamar la atención y concienciar a la sociedad y a los organismos públicos sobre el maltrato  que se está infligiendo al arbolado urbano en Extremadura.

Ecologistas en Acción manifiesta en su comunicado que «es lamentable observar las podas abusivas a las que cada año se somete a los árboles situados en calles y plazas de la ciudad de Zafra, por parte del Servicio Municipal de Jardines, sin ninguna justificación técnica, puesto que, en la mayoría de los casos, éstos seres vivos están situados en espacios abiertos donde pueden desarrollarse y crecer adecuadamente». Del mismo modo, añaden que actuaciones así han motivado que varias personas hayan enviado denuncias a la asociación, con el fin de que el Ayuntamiento de Zafra sea nominado a estos premios.

Los árboles que crecen en espacios urbanos nos proporcionan beneficios a los que vivimos en ellos, entre los se pueden citar la reducción del consumo energético, ya que con sus grandes copas nos dan sombra en verano y al perder las hojas en invierno permiten el paso del sol; la mejora de la calidad del aire, al generar oxígeno y retener gases y partículas contaminantes en sus hojas; el embellecimiento de la ciudad con sus flores y cromatismo primaveral y otoñal; y ser refugio de biodiversidad para la fauna urbana. Con todo ello contribuyen a mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas.

Los árboles urbanos no necesitan ser podados cada año. Cuando se les despoja de las grandes ramas, que rebrotarán en primavera, éstas se convierten en inseguras al crecer mal ancladas al tronco. Además, con ello el propio árbol se va debilitando poco a poco y le acorta la vida. Podar, cuando sea necesario, no es cortar ramas o desmochar  los árboles; al contrario, es planificar la manera de alargar su vida y adecuar su crecimiento al ambiente urbano donde viven. Ésta costumbre errónea deja un legado patético de árboles mutilados, con grandes huecos y cicatrices, feos y contrahechos, lejos de conseguir los objetivos para los que fueron plantados de dar sombra y belleza.