La Guardia Civil de Cáceres ha transportado hasta una empresa siderúrgica más de un millar de armas de todo tipo que tenía en su poder y que han sido reducidas a chatarra.

En concreto se han destruido 1.057 armas, la mayor parte de ellas escopetas, pero también había rifles, carabinas, pistolas, revólveres, armas de aire comprimido, detonadoras, armas blancas y de otro tipo. La operación ha sido llevada a cabo por la Intervención de Armas y Explosivos de la Comandancia de Cáceres, trasladando hasta la siderúrgica las armas que se encontraban en su poder procedentes de distintas intervenciones. La Guardia Civil ha informado que han sido sometidas a un proceso de fundición para dar cumplimiento a lo acordado dentro del Programa de Acción de Naciones Unidas sobre el comercio ilícito de armas pequeñas y ligeras, cuyo origen tuvo lugar en la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas celebrada en el año 2001.

Las armas destruidas tenían un peso superior a los 3.000 kilogramos y entre ellas se encontraban las entregadas voluntariamente por los propietarios para su destrucción por su mal estado de conservación, pero también las consideradas prohibidas por carecer de marcas, números o punzones obligatorios de un banco oficial de pruebas, así como las procedentes de infracciones a la normativa de caza y de acuerdos de otras autoridades competentes.

La competencia en materia de armas y explosivos que el Estado tiene, se materializa por medio de las Intervenciones de Armas y Explosivos de la Guardia Civil, que controla el acceso legal a las armas. El reglamento que las regula establece unos requisitos entre los que se encuentran el carecer de antecedentes penales y la superación de pruebas teóricas y prácticas sobre su uso y manejo. Periódicamente la Guardia Civil de Cáceres lleva a cabo la destrucción de armas de fuego de diversos calibres, así como de armas blancas prohibidas. Algunas de ellas están implicadas en ilícitos penales o administrativos y tras el correspondiente procedimiento se determina su destrucción, lo que permite reducirlas a chatarra mediante un proceso de fundición.

Con la publicación del RD 726/2020, por el que se modifica el Reglamento de Armas, y que entró en vigor el pasado mes de noviembre, las armas depositadas que pasado un año no reciban ninguno de los destinos previstos en la norma (recuperación, enajenación o inutilización) podrán ser destruidas por la Guardia Civil, exceptuándose las armas reglamentadas que tengan un valor acreditado como patrimonio histórico. Se eliminan, por tanto, las subastas salvo para aquellas armas depositadas con anterioridad al 5 de noviembre de 2020, que se regirán por la normativa anterior y serán subastadas transcurrido el plazo mínimo de un año desde su depósito.