Ganaderos, cazadores y ecologistas de Tierras de Granadilla solicitan a la Junta de Extremadura un cambio de política medioambiental para esta nueva década, que mejore los hábitats de las especies cinegéticas que les afectan, especialmente el mal uso de herbicidas, la destrucción del matorral y la gestión cinegética.

Según la Asociación Ecologistas en Acción Granadilla, en la actualidad las especies de caza menor, como el conejo, la perdiz y la liebre, están disminuyendo ante la ausencia de participación de medidas beneficiosas para estas especies, como podrían ser una moratoria de caza, siembras en parcelas en forma de mosaico de cereal y conservación de los suelos donde crían.

El responsable del Área de Naturaleza de la Asociación, Carlos Pino, ha solicitado que los cazadores de las poblaciones aledañas al pinar de Granadilla puedan cazar especies como el jabalí, el corzo y el ciervo bajo su criterio. Zarza de Granadilla, Mohedas de Granadilla y La Pesga son las poblaciones más interesadas en la conservación de las poblaciones de esos ungulados silvestres, ya que deberían gestionar el monte con un mejor criterio que el que vienen desarrollando en la actualidad.

Ecologistas en Acción Granadilla, que lleva veinte años dedicados a la conservación de la naturaleza en la comarca, ha lanzado una campaña de sensibilización y participación de los habitantes de la comarca de Granadilla para el mayor conocimiento y disfrute de especies singulares que habitan la misma, como las grullas, el buitre negro, el águila real, el águila imperial, la cigüeña negra, el águila pescadora, el búho real, los ciervos, los corzos y jabalíes, compartiendo de este modo sus recursos con otras zonas de gran nivel turístico.

Tierras de Granadilla cuenta no solo con el poblado que le da nombre y la ciudad romana de Cáparra como principales focos turísticos, sino también con una rica biodiversidad que pasa junto a las comarcas de Sierra de Gata, Las Hurdes, Las Batuecas y el Valle del Ambroz, intercambiando culturas y costumbres con especies como las mencionadas, que hacen de estos paisajes un auténtico escenario, “donde los actores somos los que compartimos este hermoso territorio, siendo el pinar de Granadilla un tesoro biológico comparable al Parque Nacional de Monfragüe”.

Finalmente, Carlos Pino agradece su labor a los muchos voluntarios que, sin ánimo de protagonismo, colaboran desde hace veinte años en proyectos que pretenden conservar la herencia recibida de sus antepasados.