El 21 de diciembre Pfizer y BioNTech anunciaron que la Comisión Europea (CE) les había otorgado una autorización de comercialización condicional para la vacuna COMIRNATY® que previene la Covid-19 causada por el virus SARS-CoV-2, en personas mayores de 16 años de edad. Unos días antes, en el mes de noviembre, las compañías alcanzaron un acuerdo con la CE para suministrar 200 millones de dosis de la vacuna para Covid-19 en los años 2020 y 2021, con la opción de 100 millones de dosis adicionales, siempre sujeto al acuerdo de las partes. Sin embargo los recelos que ha levantado se han traducido en desconfianza en buena parte de la población por dos motivos esenciales: lo mucho que aún se desconoce del virus y la celeridad con la que se ha avanzado en la investigación y comercialización de la vacuna.

Aquellos que estaban convencidos de que Guillermo Fernández Vara y José María Vergeles, por su condición de sanitarios, iban a ser de los primeros en vacunarse, se han equivocado de lleno, porque el presidente extremeño ha reconocido públicamente que no se fía de Pfizer, compañía líder en investigación biomédica que se encarga de descubrir y desarrollar medicinas innovadoras.

«A mi me llevó la responsabilidad de saber que estábamos vacunando a personas muy mayores, a muchas personas muy mayores, que teníamos que hacerlo con prudencia y con cautela los primeros días hasta que tuviéramos la plena seguridad de que no había ninguna reacción», dijo textualmente el presidente de Extremadura al ser preguntado por un periodista por el retraso en la ejecución del calendario de vacunaciones. No tiene cabida el pretexto de que se ha tergiversado una frase, se ha malinterpretado o se ha sacado de contexto.

El mismo día que Pfizer anunciaba la autorización de comercialización de su vacuna, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) daba a conocer que un 40,5% de los españoles se mostraba favorable a ser vacunado inmediatamente. Ahora ya sabemos que Fernández Vara forma parte del 28% que no quiere la inyección.

«No hacemos las cosas por comodidad, las hacemos por responsabilidad», dijo textualmente el presidente en una comparecencia en la que todos cuantos la seguimos nos frotamos ojos y oídos para comprobar si habíamos visto y oído bien. Porque si algo dejó claro el presidente de Extremadura es que no se agilizó el calendario de vacunación porque no había una seguridad total de que la vacuna no produjera reacciones adversas, que viene a ser lo mismo que decir que Vicente Mirón, de 72 años de edad y vecino de Ceclavín, no sólo fue el primer ciudadano extremeño en vacunarse el 27 de diciembre, sino también el primer conejillo de indias de Pfizer en la región. Está claro que Vara, o tuvo un mal día, o un desliz que luego ha pretendido corregir en twitter.

«Cuando casi nadie me ha entendido es que lo he hecho muy mal. No tengo ni he tenido nunca duda alguna sobre las vacunas. Me confieso de haber pecado de prudencia. Acudo humildemente a pedir disculpas al juez supremo de las RRSS», ha indicado con ironía en la red social tras comprobar la polvareda levantada en todo el país.

Por si acaso, quien les escribe pasa a formar parte del 28% de los que no se vacunan. Yo me fío de Fernández Vara, que no se fía de Pfizer.