Era 16 de noviembre y el municipio cacereño de Vegaviana, con poco más de 850 vecinos, superaba los 70 casos positivos por Covid. La situación era preocupante y la alcaldesa, Rocío Pérez, no dudó a la hora de afirmar públicamente que el cierre perimetral podría ser “una medida óptima para frenar la movilidad”.

El ayuntamiento intensificó los contactos con las autoridades sanitarias y con la Junta de Extremadura después de confirmarse esa jornada de lunes seis nuevos positivos por Covid-19. Había dos brotes activos y 74 personas contagiadas. Desde la medianoche de ayer, 16 de diciembre, los vecinos que estuvieron durante 28 días confinados recuperan la libertad, pero no pierden el respeto a un virus que ha causado dolorosos estragos entre la población de este municipio de colonización.

Y es que sus habitantes no olvidan que el 18 de noviembre la cifra de contagiados era de 79 y los casos de coronavirus notificados esa jornada no estaban relacionados con el brote declarado en la residencia de mayores “El Encinar”. Eso significaba que la letal enfermedad podía atacar a personas de cualquier edad, y no sólo  a los colectivos más vulnerables.

Ante esta situación, la Junta de Extemadura decretó el confinamiento perimetral de esta población y el 19 de noviembre Vegaviana afrontó su primera jornada de cierre perimetral después de que así lo decretase la Junta de Extremadura. Continuaban las clases y los escolares matriculados fuera del pueblo podían salir para recibir formación, pero todo bajo las más estrictas medidas de seguridad.

El ayuntamiento puso en marcha un dispositivo de contenedores para la retirada de la basura de los casos positivos previa llamada al consistorio para facilitar y hacer el ajuste de ruta. En cuanto a las autorizaciones para poder atender a los animales, en el ayuntamiento los vecinos podían obtener el el certificado correspondiente que les autorizaba exclusivamente salir de sus domicilios para atender las labores agrícolas o ganaderas imprescindibles.

La tensión se fue acumulando y el 21 de noviembre la alcaldesa reconoció que se estaban registrando  incidencias en los controles realizados para evitar la salida de personas del municipio. Los problemas surgieron con algunos vecinos que alegaban la necesidad de salir a realizar compras a la vecina localidad de Moraleja. Ante esta situación, los agentes que realizaban los controles  recibieron órdenes de sancionar a aquellas personas que incumplieran con lo establecido con la medida temporal  de entrada y salida del cierre perimetral de Vegaviana.

Después de 28 días de aislamiento todo ha pasado, pero nadie olvida que el 26 de noviembre este municipio próximo a Moraleja era el único de Extremadura afectado por un cierre perimetral por el elevado número de casos positivos por coronavirus. La alcaldesa trataba de transmitir tranquilidad y decía que la situación estaba más calmada, pero continuaba la preocupación por los vecinos hospitalizados y por los que se encontraban en casa confinados porque era un brote de especial virulencia.

Ante la imposibilidad de controlar la situación, el 2 de diciembre se decidió prorrogar el cierre del pueblo dos semanas más. El aislamiento perimetral se alargaba otros 14 días ya que la incidencia, aunque había bajado, seguía superando los 1.000 casos por cada 100 mil habitantes con 66 contagios activos.

El 3 de diciembre, la Junta de Extremadura confirmó que la residencia “El Encinar” que gestiona Mensajeros de la Paz tenía 16 usuarios contagiados, seis empleados positivos y se había registrado el fallecimiento de cuatro de sus usuarios en los últimos días. Con 60 positivos activos por el coronavirus sólo cabía esperar a que la situación mejorase gracias a la responsabilidad de sus vecinos y a las medidas excepcionales adoptadas. Ahora, 28 días después, Vegaviana vuelve a rozar la libertad, pero no olvida lo sucedido.