Donde dije «digo», digo «Diego». El vicepresidente segundo y consejero de Sanidad y Servicios Sociales de la Junta de Extremadura, ha reconocido este viernes públicamente, no sólo que la curva de la evolución de los contagios del coronavirus no está controlada, sino lo que es peor aún, que va a continuar creciendo.

El pasado 3 de octubre, el vicepresidente dijo que el pico de la segunda ola en Extremadura se produjo el 25 de septiembre. Tan sólo 20 días después se ha visto obligado a rectificar. En aquella fecha dijo que las cifras avalaban su afirmación debido a que se registró una incidencia acumulada de contagios a los 14 días de 290 casos por 100.000 habitantes durante esa semana. Los datos facilitados hoy, sin embargo, confirman una tasa de 332 casos por cada 100.000 habitantes a los 14 días.

Vergeles lo ha dicho alto y claro: «la curva no está controlada y va a seguir creciendo». Ha justificado sus previsiones del 3 de octubre indicando que se dio un primer pico de la curva alrededor del 25 de septiembre, pero inmediatamente después ha advertido que «ahora estamos en una subida clara de la incidencia acumulada».

Actualmente Extremadura ocupa en el ránking el puesto número 12 en cuanto a contagios del total de las 17 comunidades autónomas, y la incidencia acumulada está por debajo de la media española, pero el propio vicepresidente ha reconocido que esas cifras «no nos deben aliviar». Aún ha sido más claro cuando ha dicho que «no nos podemos conformar con un nivel de contagios como el que tenemos en este momento» en Extremadura.

Sin ir más lejos, en las últimas 24 horas ha habido 441 contagiados, de ellos 114 en Mérida y 92 en Badajoz, con una situación especialmente preocupante en la comarca de Tierra de Barros y en la capital autonómica. Hay 227 extremeños hospitalizados en camas de agudos, es decir, 16 hospitalizados más que ayer y dos personas más en cuidados intensivos. Eso quiere decir que en las UCI de Extremadura ya hay 18 pacientes hospitalizados y algunas, como las del Hospital Virgen del Puerto de Plasencia, se encuentran al borde del colapso.

La Junta de Extremadura se ha visto obligada a poner en marcha el plan de contingencia en el área de salud de Mérida, comenzando a trasladar pacientes al Hospital Tierra de Barros. Entre otras medidas se van a habilitar algunas camas para hospitalización en otros centros para personas institucionalizadas o procedentes de centros residenciales.

Si Extremadura ha pedido autorización al Gobierno de la nación para aplicar el estado de alarma de la región es porque las cifras resultan alarmantes. En la última jornada han perdido la vida siete personas como consecuencia de la pandemia en una comunidad en la que hay 122 brotes activos con 2.048 casos positivos y 7.037 contactos estrechos bajo seguimiento de las autoridades sanitarias.

De las 324 residencias de mayores que hay en la región, 17 de ellas tienen entre sus usuarios algún caso positivo. Los mayores son los más vulnerables y la pandemia se ha cebado con ellos y actualmente hay 198 ancianos contagiados por esta enfermedad. Desde que se consideró que había comenzado la segunda ola del coronavirus han perdido la vida 72 personas en el ámbito de las residencias de mayores.

El vicepresidente segundo y consejero de Sanidad ha insistido: «Vienen semanas duras, difíciles en las que tendremos que colaborar entre la política y la ciudadanía». Y ha ido más lejos al indicar que se van a tomar medidas «muy drásticas».