RAQUEL DE LA ROSA – MORALEJA

Sandra Palacín, es madre de Lucas, un pequeño de Moraleja con un trastorno neurológico que afecta principalmente a la comunicación, a las relaciones sociales y a la rigidez de la conducta. Y, en época de coronavirus y confinamiento se convierte en una dificultad añadida para estos jóvenes que tienen TEA ya que responden, por lo general, a una rutina. Desde el 16 de marzo que se decretó el Estado de Alarma son muchos los niños con Transtorno del Espectro del Autismo (TEA) en España que se encuentran confinados en casa. Jóvenes que necesitan seguir una rutina para continuar con la vida como si fuera de casa no hubiese coletazos de Covid-19, ha explicado Palacín.

Para las personas con este diagnóstico la rutina es un aspecto fundamental que contribuye a la autorregulación del individuo. Una rutina que, en muchos casos, se ha venido entrenando durante toda la vida y que ahora, por consecuencias del Covid-19 se ha visto totalmente interrumpida.

Los padres se han convertido en los terapeutas, en la mejor compañía de estos niños espejo porque absorben con demasiada empatía los sentimientos de los demás. “Lucas nos ve nerviosos, ansiosos, con las noticias que llegan por el coronavirus y él se pone nervioso también. Es un espejo”, ha asegurado su madre.

“Nuestros niños con TEA también se dan cuenta de todo lo que está pasando así que, el primer día, decidí coger papel, bolígrafo y lápices de colores para explicarle la situación que está teniendo lugar en nuestro país”, ha explicado Palacín que ha aconsejado además al resto de padres a que tomen esta iniciativa con sus hijos.

Todos conocen la situación que refleja una persona con TEA, en este caso, la situación de un pequeño como Lucas, por ello, el Boletín Oficial del Estado (BOE) recoge que las personas con discapacidad que tengan “alternaciones conductuales, como por ejemplo, personas con diagnóstico de espectro autista y conductas disruptivas, el cual se vea agravado por la situación de confinamiento derivada de la declaración del Estado de Alarma y un acompañante contarán con la posibilidad de circular por las vías de uso público siempre y cuando se respeten las medidas necesitas para evitar el contagio”.

Y, aunque a los padres de los niños con TEA se les permita salir a la calle para rebajar la ansiedad y el estrés de los más pequeños a causa del confinamiento no existe demasiada información. Los creadores de esta norma, tan significativa para los niños, se olvidaron de la existencia de la Policía del balcón. Esos vecinos que están pendientes, teléfono en mano, de todas aquellas personas que salen a la vía pública. Ha sido, en muchos lugares de España, donde estos niños, que salen a la calle para respirar, han recibido insultos, desprecios y han vivido escenas desagradables.  En este sentido, se ha propuesto que lleven un distintivo, un pañuelo azul a la vista para destacarles como personas con TEA, medida no aceptada, por la mayoría de padres. Por qué hay que marcar a nuestros hijos para salir a la calle. “Necesitamos un ejercicio de empatía y no pensar que toda persona que veamos por la calle esté rompiendo egoísta  y deliberadamente con el aislamiento obligatorio”.

Es necesario visibilizar el TEA porque hay desconocimiento sobre este trastorno. Sandra Palacín lleva años trabajando para concienciar sobre el autismo a través de la ola azul. Cada año consigue que cientos de personas se fotografíen junto a un cartel de este color para crear conciencia aunque solamente sea por el Día Internacional del Autismo.

Y, es que el autismo es una de las mayores dificultades frente a la que se encuentran los médicos y, lo más frecuente, es un diagnóstico tardío. Los síntomas más comunes son la comunicación, la conducta social y la estereotipada.

“Todos los padres que tengan la mínima sospecha sobre que su hijo pueda tener autismo, que acudan a un especialista”, ha aconsejado Palacín, animando a buscar ayuda a pesar de que, al principio “se pase un mal trago”.