MÓNICA PASCUAL – MÉRIDA

ASAJA Extremadura se ha vuelto a levantar de la mesa de negociación del campo al comprobar una vez más la falta de espíritu negociador y conciliador de los sindicatos, como se ha venido produciendo en los últimos meses. El último ejemplo, señala Ángel García Blanco, ha ocurrido en el encuentro celebrado en Mérida, donde los sindicatos no han aceptado que sea un inspector de trabajo quien sea el encargado de dar el visto bueno a una sola firma de los trabajadores a la hora validar su jornada laboral y no diariamente como se viene produciendo ahora. El sistema propuesto, y no aceptado, serviría para agilizar la burocracia y así no se tendría que firmar cada día, “pero los sindicatos siguen estando en una postura completamente obsoleta, impropia del siglo XXI”.

 

Ante esta situación, Ángel García Blanco ha tomado la decisión de no continuar con las negociaciones y ha abonado la reunión, por lo que prevé que no se firme el convenio del campo en Extremadura esta campaña, pese a los tremendos daños económicos en la producción que se vienen produciendo, y que se une a la sequía que asola los campos extremeños.

 

“Estamos en una situación inviable, por un lado nos han subido los salarios un 22%, mientras no paran de también de estar alza los costes de producción, y encima ahora ya empezamos a escuchar otras nuevas propuestas que terminarían de hundir al campo extremeño, por si no fuera poco, la de volver a subir el Salario Mínimo Interprofesional a 1.200 euros, una auténtica locura y absolutamente inasumible”.

 

Ángel García Blanco insiste en que para paliar los daños ocasionados, la jornada laboral de las peonadas se aumente de seis horas y media-incluido los 15 minutos de descanso- a siete, y así poder compensar la subida unilateral de 38,57 euros a 46,34, fijado como obligado cumplimiento por el laudo arbitral, “el mismo laudo que ahora los sindicatos no quieren que se establezca para el asunto de las firmas”.

 

Esta desorbitada subida junto a otros incrementos muy importantes de los insumos, como los fertilizantes o el precio del gasoil, conllevan que buena parte de las producciones agrarias extremeñas vayan a ser a muy corte plazo absolutamente inviables.

De ahí que ya existan hay empresarios agrícolas que empiezan a ver cómo sus cosechas empiezan a ser ruinosas, llegando incluso algunas a arrancar sus plantaciones porque están completamente en pérdidas.

 

Asaja Extremadura ha denunciado, como corroboran los últimos datos del paro conocidos, que el año pasado en esta fechas se creaban 1.121 contratos en el campo en Extremadura, y en junio de 2019 se han destruido 90 empleos. “Y eso no es casualidad sino la incertidumbre que está generando esta situación y de la que son únicos responsables los sindicatos”.