Los graves incendios forestales que afectan desde el pasado fin de semana a varios distritos del centro de Portugal no tienen, por el momento, consecuencias para la zona transfronteriza hispano-lusa, dado que afectan a zonas muy alejadas.

Según explicó el presidente de la Câmara Municipal de Idanha-a-Nova, Armindo Jacinto, la situación actual permite garantizar la seguridad en este concejo portugués y en las zonas aledañas de Extremadura.

“Es un incendio que está muy lejos de nosotros e Idanha-a-Nova, que tiene una estructura que permite que tengamos todos mucha seguridad y nos sitúa muy lejos de ese problema”, dijo el máximo responsables de la Câmara Municipal portuguesa.

Los incendios activos desde este fin de semana en varias zonas del centro de Portugal hacen que Extremadura dirija sus miradas al país vecino por el riesgo de elevadas temperaturas, la velocidad del viento y el temor a que el fuego pudiera acercarse a esta comunidad autónoma. Sin embargo, nada hace temer que el fuego se propague a tierras extremeñas, tal y como sucedió en agosto de 2003 en la localidad extremeña de Valencia de Alcántara. En aquella fecha, un gran incendio procedente de Portugal se vio descontrolado y las llamas ni siquiera pudieran ser reconducidas para evitar riesgos para la población, por lo que se llegó a ordenar la evacuación de más de 8.000 personas

El incendio de este año, aunque importante, está muy localizado en el centro del país vecino y nueve municipios de los distritos de Castelo Branco, Santarém, Guarda, Portalegre y Faro mantienen el riesgo máximo de incendio. En el distrito de Castelo Branco, el más próximo a Extremadura, se han producido incendios desde el sábado por la tarde que se saldaron con ocho heridos de diversa consideración.

El de Vila de Rei es sólo uno de los cinco incendios que se declararon el sábado en el distrito de Castelo Branco, con otros cuatro fuegos en la vecina Sertã que fueron controlados a lo largo de ayer y de la pasada madrugada.

Las llamas en Vila de Rei, Mação y Sertã llevaron al desalojo de varias aldeas y 30 personas tuvieron que ser atendidas por los servicios médicos, de los cuales sólo una de ellas está grave, un civil que fue trasladado a la unidad de quemados de un hospital de Lisboa.

 

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