ISABEL BARRANTES 

 

El torero torrejoncillano Emilio de Justo salió a hombros por la Puerta Grande de la madrileña plaza de Las Ventas tras coronar sus faenas con dos soberbias estocadas que le valieron sendas orejas.

Hay que recordar que el diestro cacereño volvía a los ruedos tras una semana de recuperación tras la cogida que sufrió hace apenas una semana en Francia y tras el fallecimiento de su padre.

Con el primero toro de su lote el torero no acabó de entregarse, a pesar de una aparente movilidad que le sirvió para ligarle muletazos ajustados, como las embestidas. Pero la guinda la puso con una estocada ejecutada con perfección y contundencia, que tiró al de Puerto de San Lorenzo sin puntilla, lo que le valió una oreja.

Con el cuarto toro, el segundo de su lote, buscó la segunda oreja. De Justo se empeñó en torearlo en los medios, justo donde más se negaba el toro, lo que le obligó a realizar un doble esfuerzo lidiador.

Ya en el último tramo del trasteo, el astado tomó claramente el camino de la querencia, y fue allí donde sin tanto problema De Justo pudo lucirse con más claridad. Pero fue con el estoque donde el diestro consiguió poner a todos de acuerdo con otra estocada limpia y de perfecta ejecución, para cortar así ese segundo trofeo que le valió su primera salida a hombros de Las Ventas.