LUCIA SEMEDO

 

 El Consejo de Gobierno ha aprobado un decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural, con categoría de monumento, la Casa de la Encomienda de Moraleja, un edificio relevante que ha sido escenario de acontecimientos cruciales para esta localidad y su comarca.

A pesar de su deficiente estado de conservación y de los numerosos añadidos y reformas para adaptarla a funciones domésticas y agropecuarias, la Casa de la Encomienda aún mantiene su imagen noble y monumental, con rasgos y elementos defensivos.

Según los datos documentales, la fortaleza que se describe en el siglo XVI era un tanto modesta, tanto por la escasa complejidad de sus dependencias como por la inconsistencia de su fábrica. Por ello se cree que la primitiva fortaleza debía responder a planteamientos defensivos de relativa urgencia, operados durante el siglo XV para asegurar la integridad de la edificación.

El edificio está constituido por dos crujías, dispuestas en forma de “L” invertida, a las que posteriormente se le añadieron otros espacios de carácter más tosco. Entre todos determinan una figura geométrica tendente a un cuadrado irregular en torno a un espacioso patio del siglo XVI que aún conserva su empedrado primitivo (fechado en 1583) de rollo cuarcítico dispuesto en calles delimitadas por líneas maestras paralelas. En el pavimento se observan los desagües para la canalización de las aguas pluviales.

En esta Casa se hospedó el rey Felipe V, en 1703, en su desplazamiento hacia Portugal durante la Guerra de Sucesión.

 

 INCIOS DEL TRÁMITE

La Junta de Extremadura comenzó en 2014 con la incoación del expediente de declaración de Bien de Interés Cultural a favor de este edificio, en la categoría de Monumento. Desde el Ejecutivo regional destacaron que esta medida pretende proteger el Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura.

La Casa de la Encomienda es un edificio relevante cuyos valores justifican la incoación pues en su dilatada historia ha sido escenario de acontecimientos cruciales para Moraleja y su comarca.

 

A pesar del deteriorado estado de conservación que presenta, mantiene la imagen bien integrada en el paisaje ribereño y la organización en torno a un magnífico patio empedrado, pero que además conserva, como parte de su estructura, elementos de valor significativos caso del lienzo de muralla en el lado del río o la propia torre del homenaje, por citar algunos.