Un equipo de investigadores lusos ha encontrado los restos de doce esqueletos humanos correspondientes a judíos herejes de la Inquisición portuguesa que datan de los siglos XVI y XVII. El hallazgo se ha producido en la escombrera de Évora, municipio cercano a Extremadura.

 

Los restos corresponden a tres hombres y nueve mujeres que, según los estudiosos, corresponden a religiosos judíos que no renunciaron a su fe y que fueron castigados por la Inquisición.

 

El antropólogo Bruno Magalhaes, uno de los miembros del equipo, ha indicado que el descubrimiento ha podido realizarse ya que conocían que los judíos no eran enterrados en los cementerios católicos, pero que hasta ahora no han podido confirmar qué ocurría con estos cadáveres que, como se ha demostrado, eran lanzados a la escombrera.

 

El objetivo de ese método era “castigar en cuerpo y alma a los que se negaban a renegar de su religión”. Magalhaes ha añadido, no obstante, que “cada tipo de herejía tenía un castigo concreto y un entierro concreto, con “grandes diferencias a la hora de oficiar el funeral.

 

Las investigaciones han permitido conocer que estas personas no fueron condenadas a muerte, sino que fallecieron durante su cautiverio en la prisión de la Inquisición. Este material indica que estos herejes fallecieron en Évora entre 1568 y 1634, cuando estos tribunales estaban en auge.