El Presidente del Parlamento de Extremadura, Fernando Manzano ha manifestado que la coincidencia de la festividad religiosa de la
Virgen de Guadalupe y la ciudadana del Día de Extremadura no es casual, atribuyendo este mérito al expresidente Rodríguez Ibarra que lo propuso recogiendo el sentir popular. "La Virgen de Guadalupe unía -y une- a todos los extremeños. Fue un acierto esa decisión y hoy se comprueba su virtualidad y vigencia".

Para Manzano "el Día de Extremadura también es un día reivindicativo. Igual que los peregrinos ponen a los pies de la Virgen sus preocupaciones, problemas y necesidades, los gobernantes responsables -además de trabajar y tomar decisiones- si son creyentes traen a la Morenita de las Villuercas esas cuestiones". Desde la presidencia del Parlamento se considera que "hoy es un día también oportuno para reivindicar la extremeñidad de Guadalupe y su pertenencia a una diócesis eclesiástica de nuestra tierra".

Por eso, ha manifestado Manzano "esta mañana, estoy doblemente satisfecho de mi presencia en Guadalupe, como extremeño y como político. Como extremeño junto a tantos paisanos reunidos aquí, desde los cuatro puntos cardinales de nuestra geografía extremeña, como político al comprobar que los símbolos de nuestra identidad arraigan entre nosotros".

El Día de Extremadura fue objeto de un debate cívico y parlamentario
intenso, pues reflejaba el sentir de la población. Al final, de las propuestas presentadas prosperó la más lógica, racional e histórica, dándole realidad parlamentaria a lo que era una realidad en la calle: el Día de Extremadura coincidía, en una acertada simbiosis, con el la festividad de la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura y reina de la hispanidad.

Desde entonces, ambos hechos está unidos indisolublemente, circunstancia que, todavía, constituye hoy un hecho reivindicativo pues Guadalupe, como diócesis extremeña, es un clamor que los ciudadanos reclaman. Tiempo al tiempo para que este hecho se produzca, en los ámbitos que a su competencia corresponde.

El Día de Extremadura pues, no es sólo una fecha en rojo (o en verde) en el calendario, es el día que simboliza -nunca mejor dicho- nuestra identidad regional, es la fecha por antonomasia de nuestra región y un ejemplo concreto de cómo la Asamblea refleja su misión en el devenir de los ciudadanos. Es, y siempre lo será, nuestro Día.

Al Parlamento Extremeño correspondió, en su etapa fundacional, dotar a nuestra recién nacida autonomía de los signos identificativos que
representan a toda la región. Esta ardua tarea fue acometida por aquellos primeros diputados con seriedad y rigor, los necesarios para una tarea destinada a perdurar en el tiempo. Los símbolos de una región son algo más que una enseña, una canción o una fecha en el calendario para no trabajar ese día. Los símbolos nos representan externa e internamente porque contribuyen a consolidar, de alguna manera, nuestro sentimiento de región, nuestra identidad.

Por eso el Día de Extremadura, el escudo, el himno y suponen una ley, emanada de esa primigenia Asamblea, irrepetible, única y excepcional. El otro símbolo, la bandera de Extremadura, fue consecuencia de un acuerdo previo entre quienes elaboraron el Estatuto de Autonomía y cómo tal viene reflejada en nuestra norma básica de conducta ciudadana.