El presidente del Gobierno de Extremadura, José Antonio Monago, asistió ayer, en la catedral de Santiago de Compostela, al funeral oficial celebrado en memoria de las 79 víctimas mortales del accidente ferroviario ocurrido el miércoles día 24 en las proximidades de la capital gallega.

Miles de fieles siguieron el oficio religioso desde el interior del templo y también a través de una pantalla gigante instalada en la Plaza de la Quintana sobre el escenario que inicialmente se habilitó para celebrar las fiestas de Santiago Apóstol, suspendidas por el accidente.

El arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio, ofició la ceremonia en la catedral y dijo "Un cordial afecto a vosotras, queridas familias que estáis aquí y a las que no habéis podido venir. Familias que habéis perdido a vuestros seres queridos. Os hemos tenidos en nuestro corazón, igual que Galicia y España, religiosos y laicos, más allá de nuestras fronteras, que me han pedido que os transmita sus condolencias y su solidaridad". El arzobispo Barrio ha alabado también el "esforzado trabajo de quienes colaboraron para paliar el inmenso dolor" y también ha tenido un recuerdo para las víctimas del accidente de autobús Italia.

Tras la ceremonia, que duró una hora, los Príncipes de Asturias, la duquesa de Lugo, Rajoy y su mujer, Núñez Feijóo, el arzobispo y el alcalde de Santiago, Angel Currás, recorrieron durante más de veinte minutos los bancos donde estaban las familias de las víctimas para darles, uno a uno, el pésame. Algunos de los familiares no pudieron contener las lágrimas durante estos momentos.