La planificación de la campaña del tomate para industria, una de las más importantes en volumen económico y empleo del regadío extremeño, está resultando este año más compleja de lo habitual. Cientos de agricultores están dudando hasta última hora si volver a plantar tomate o pasar a otros cultivos como el maíz.

La causa hay que buscarla en los retrasos en los pagos de la anterior campaña que sufren por parte de varias industrias y en las dificultades de financiación que atraviesan algunas cooperativas del sector. Hay industrias que acumulan importantes stocks que esperan dar salida en los próximos meses tras la corta cosecha del gigante chino y la estabilización del consumo.

Según recoge la publicación, extremadura21, la pasada campaña del 2012 se saldó finalmente con unas 16.500 hectáreas plantadas y una producción de 1,5 millones de toneladas, superior a la contratada al alcanzarse rendimientos de hasta 86.000 toneladas por hectárea. Las previsiones apuntan a una caída entre el 10% y el 15% en producción contratada.

Las industrias propiedad de cooperativas -que pretenden abrir este año al completo- procesan en torno a las 480.000 toneladas cada campaña, compartiendo protagonismo con grupos privados como Conesa, Agraz y Alsat, y con grupos agroalimentarios como Inpralsa-Gallina Blanca y Cidacos.

Desde el año 2010, el descenso en la producción regional supera las 500.000 toneladas.