Habrá que esperar, al menos hasta finales de esta semana, para conocer si los restos biológicos que fueron hallados el sábado en el interior de la industria oleícola de Moraleja pertenecen o no a José Miguel Santos Martín, trabajador de 30 años que está en paradero desconocido desde que se produjera la explosión de un depósito de hexano de 30.000 litros  el pasado jueves.

A pesar de que el delegado del Gobierno en Extremadura, Germán López Iglesias, se refirió en todo momento a un plazo aproximado de 48 horas para conocer el resultado de los análisis, fuentes de la investigación han confirmado a Radio Interior que, al menos,  hasta finales de esta semana no se conocerá la procedencia de los restos biológicos.

En las últimas horas también se ha encontrado en la industria siniestrada una puntera metálica de una bota de seguridad que  está siendo analizada para concretar a qué empleado pertenecía.

Son los investigadores  del Instituto de Criminología de Madrid quienes trabajan con celeridad en este caso para determinar  si las muestras halladas en el interior de la empresa siniestrada corresponden o no  al único empleado que continúa desaparecido tras la deflagración, ya que en el accidente murieron otras dos personas, un trabajador de 58 años y el excargado de la industria, un jubilado de 88 años que ya han recibido sepultura.

Los restos biológicos fueron detectatos por perros especializados de la Unidad Cinológica de la Guardia Civil de Madrid que ayer  domingo abandonaron el lugar de los hechos tras rastrear minuciosamente durante más de 24 horas la factoría y sus aldedores y no obtener más resultados. También concluyeron ayer las tareas de los buzos de la Unidad de Actividades Subacuáticas de la Guardia Civil (Geas) que "cribaron"  la Rivera de Gata, ya que la fábrica está situada al río a su paso por Moraleja. 

El concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Moraleja, Rubén Blanco, explicó a Radio Interior que siguen trajando en el interior de la industria bomberos y agentes de la Guardia Civil, entre otros profesionales. "Se han cribado los alrededores de la fábrica, ahora las tareas se centran de nuevo en el interior  con el objetivo de encontrar más restos", explicó.

José Miguel Santos se encontraba en la parte superior de la fábrica cuando se produjo la grave explosión. Su padre también estaba trabajando y pudo salvarse del accidente. La familia del joven manifestó horas después del suceso a los medios de comunicación que sabían que esto iba a pasar. "Él (José Miguel) sabía que iba a morir dentro", afirmaron públicamente. "Los propietarios lo sabían porque se lo habían dicho los empleados", indicaron los familiares a los periodistas.

TERCER DÍA DE LUTO OFICIAL

Moraleja vive hoy su tercer día de luto oficial que se decretó en pleno extraordinario y urgente en la tarde del pasado viernes. Las banderas de los edificios oficiales siguen ondeando a media asta y los actos institucionales que estaban previstos para este fin de semana y para esta jornada de lunes se suspendían.

En las calles de la localidad el fatal accidente sigue siendo el tema de conversación. En el entorno de la industria siniestrada ya no hay cordones de seguridad y la carretera la EX-109 se encuentra abierta al tráfico rodado en ambos sentidos. Mientras, bomberos, del SEPEI, Guardia Civil, Policía Local, médicos forenses y voluntarios de protección civil siguen trabajando a turnos  en el interior de la fábrica. La actividad sólo se paraliza cuando llega la noche.