Los rejoneadores José Miguel Callejón y Rubén Sánchez, y el auxiliar de mayoral de la ganadería de Monteviejo, Alejandro Navarro, salieron a hombros por la puerta grande de la Plaza de Toros de Moraleja tras el festejo de rejones de este domingo, último de las fiestas de San Buenaventura.

La plaza registró más de tres cuartos de entrada en una tarde de sol y agradable temperatura gracias a una brisa de aire que permaneció durante todo el festejo. El público fue generoso con los rejoneadores, que cortaron siete orejas a los toros de Monteviejo, que protagonizaron horas antes el encierro más largo de las fiestas de Moraleja.

El ganado de Victorino Martín estuvo bien presentado y respondió bien. Monteviejo presentó una novillada igualada y fuerte que gustó al público.

El primero de la tarde, marcado con el número 57, le correspondió a José Miguel Callejón. El rejoneador se enfrentó a un toro que no quiso hacer el encierro matinal y que fue necesario trasladar en camión hasta la plaza de toros, donde se hizo de rogar al incio del festejo porque tampoco quería salir de toriles. El novillo entró bien al caballo y soportó los dos rejones de castigo, aunque se retorció en el segundo de ellos. Callejón le puso las banderillas al quiebro y rompió el esquema del novillo al lidiarle dando vueltas de derecha a izquierda, en sentido contrario a las agujas del reloj. El rejoneador se lastimó la muñeca en dos ocasiones al colocar las banderillas cortas y el público le respondió con agradecimiento el gesto de rematar una faena en la que buscó la complicidad con el toro. Mató de un pinchazo y un rejonazo certero y le obsequiaron con dos orejas y vuelta al ruedo.

Al segundo de su lote no le sacó tanto partido. El novillo, un berrendo en cárdeno marcado con el número 47, tenía el pitón izquierdo ensangrentado por el encierro matinal, pero el daño no afectó a la lidia. Callejón le recibió con tres rejones de castigo colocados con desigual suerte y el público perdió interés por la faena. El rejoneador lévantó el ánimo de la plaza en el tercio de banderillas, colocadas al quiebro y por detrás, y arriesgó con su caballo en un cuerpo a cuerpo con el novillo que le puso en una delicada situación entre tablas. Así, lo que empezó siendo una faena sosa concluyó de mejor suerte. Tuvo mala fortuna al matar; lanzó un rejonazo al aire, otro descolocado y un medio al final que le permitieron tener una generosa oreja y vuelta al ruedo.

Rubén Sánchez se entregó a la faena con el primero de sus "patas blancas", el número 29, con dos rejones de castigo bien colocados. El novillo flaqueó algo en el tercio de banderillas, pero no se vino abajo y soportó que se las colocaran al quiebro y por detrás, con jugarretas a lomos del caballo. En la cuarta de ellas, Rubén Sánchez no quiso arriesgar y esperó hasta que sus ayudantes sacaron al toro de la rinconada de la plaza. Tuvo ciertas dificultades a la hora de colocar las banderillas cortas, pero compensó su desigual suerte con un rejonazo que, aunque no entero, resultó mortal, eso sí, tras un pinchazo. Recibió dos orejas y vuelta al ruedo y el público pidió el rabo, pero la presidenta se negó a entregarlo. En la vuelta al ruedo estuvo acompañado por Alejandro Navarro, el jovencísimo vaquero de Monteviejo, natural de Hoyos.

El segundo de su lote, de nombre Batanerillo, también llevaba ensangrentado el pitón izquierdo como consecuencia del encierro. Rubén Sánchez debió ver con exceso de fuerza al toro porque le plantó tres rejones de castigo. En el tercio de banderillas corrió desigual fortuna, pero arrancó los aplausos de un público entregado que le premió con dos orejas después de matar de un pinchazo y medio rejonazo. Recibió dos orejas y vuelta al ruedo.

Es cierto que el público fue excesivamente generoso en la entrega de trofeos, pero todo fue para compensar el mal sabor de boca que dejaron Alfonso López Bayo y, sobre todo, Sergio Domínguez, durante la jornada anterior.

Los novillos de Victorino Martín remataron unas fiestas de San Buenaventura en las que el ganado procedente de distintas ganaderías de la zona ha sido lo mejor sin ningún género de dudas.