La octava edición del descenso internacional en canoa del Río Erjas congregó el sábado a 160 piragüistas procedentes de distintos puntos de la geografía regional y de Portugal, aunque la ausencia de aficionados lusos fue muy acusada por el fallecimiento del organizador de la prueba en aquel país.

El descenso, de 15,5 kilómetros, se realizó en la modalidad de paseo por un río que acumulaba un nivel de agua abundante debido a las intensas precipitaciones del invierno. Tal es así que varios tramos del descenso se conviertieron en una auténtica travesía por un río de aguas bravas que propició el vuelco de numerosas piragüas.

Esto permitió que los participantes en la prueba disfrutaran durante una buena parte del trayecto de la modalidad más excitante del mundo del piragüismo, lo que obligó a tomar las precauciones necesarias para contrarrestar sus riegos, con la provisión de chaleco salvavidas y casco protector.

Como es habitual, el momento más arriesgado del descenso se vivió a la altura de "El Molino", a pocos kilómetros de la linea de meta, donde los saltos de agua entre las rocas y la fuerza de agua hicieron desistir a muchos participantes, que prefirieron bordear la zona. Muchos de los que optaron por atravesar la acusada pendiente terminaron sumergidos en el agua porque las rocas y la presión del agua volcaron sus canoas.

El Ayuntamiento de Zarza la Mayor organizó un amplio dispositivo de seguridad para esta nueva edición del descenso del Río Erjas y contó con la colaboración de efectivos de Cruz Roja y de tres miembros del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil, que extremaron las precauciones en la zona de "El Molino" por su elevado riesgo.

La prueba concluyó en el puente que hace de puesto fronterizo entre Zarza la Mayor y Salvaterra do Extremo y que establece el límite con el Parque Natural Tajo Internacional, de más de 25.000 hectáreas.

La alcaldesa, Esther Gutiérrez, destacó el crecimiento de la participación española y el "óptimo nivel" que presentaba el río, ya que la edición de 2010 resultó especialmente peligrosa por la abundancia de agua y otras anteriores aburridas por el bajo caudal.

La alcaldesa dijo que cada año se intenta mejorar la seguridad y que el descenso del Río Erjas sería un atractivo turístico de primer orden si el nivel de las aguas durante todo el año no fuese tan inestable.