La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos UPA-Uce Extremadura ha realizado un balance del año 2010 en el sector agrario extremeño. El secretario general de UPA-Uce, Ignacio Huertas, y el secretario general de UPA a nivel nacional, Lorenzo Ramos, han señalado que la renta agraria en Extremadura en 2010 ha sido casi la misma que la del año 2000.

Esto significa que los agricultores y ganaderos de la región han tenido una bajada muy importante de su nivel adquisitivo, puesto que mantienen el sueldo que tenían hace 10 años.

Ignacio Huertas ha recordado que este sector está aguantando la crisis a costa de mucho trabajo y poca rentabilidad y que el problema general del sector agrario es que no puede asegurar su rentabilidad, porque no tiene capacidad para decidir lo que cuestan sus producciones y así, ha asegurado, es difícil pensar en el futuro, sobre todo para las explotaciones familiares, que son las que mantienen vivo el medio rural.

A esta situación se une el hecho de que los costes de producción han aumentado en el último año un 4,9%. Por tanto, "no podemos ser competitivos, ya que no podemos producir más barato porque estos costes los fijan otros y cada vez son más caros".

En términos generales, Huertas ha resumido que 2010 ha sido un año algo mejor para algunas producciones agrícolas y ha seguido siendo otro año muy malo para la ganadería. En cuanto a las producciones agrícolas, el precio de los cereales subió, pero en el segundo semestre, cuando la cosecha estaba prácticamente vendida, por tanto el beneficio no ha ido para los agricultores.

Por otra parte, la producción de fruta ha caído con respecto a 2009, pero los precios han sido algo mejores. En este sentido, hay que destacar que Extremadura ha sido una de las principales productoras en el sector de la fruta, pero esto no significa una situación de bonanza para los agricultores, porque con los precios de este año prácticamente sólo se han cubierto costes.

Para el sector tabaquero éste ha sido el primer año sin ayuda acoplada y hay que destacar el esfuerzo inversor de los cultivadores para crear secaderos comunitarios, modernizar las explotaciones, etc. En cuanto al arroz, al vino y al olivar, han seguido teniendo precios muy bajos.

Pero la peor situación la ha vivido, un año más, el sector ganadero. En el mejor de los casos se han mantenido los precios y los costes de producción han tenido grandes subidas, sobre todo en el caso del pienso (entre un 20 y 25%), provocada por el aumento del precio de los cereales.

Esta situación ha afectado sobre todo al porcino ibérico, que consume casi el 60% del pienso que se produce. Por tanto, ha sido un año penoso para la ganadería, que está aquilatada por los costes de producción.

RETOS PARA 2011

Desde UPA-UCE tenemos claro que esta situación hay que cambiarla. Por ello, "nuestro principal reto para 2011 va a ser mejorar nuestra capacidad de negociar en el mercado y de que se valore nuestro trabajo desde un punto de vista económico, que nos permita seguir ejerciendo nuestra profesión y seguir viviendo en los pueblos".

Para ello, según Ignacio Huertas y Lorenzo Ramos, es necesario contar con una legislación, en este caso el proyecto de ley de Calidad Agroalimentaria, en la que "tenemos puestas muchas expectativas".

Esta ley debe establecer un marco de negociación entre los agricultores y ganaderos y el resto de los componentes de la cadena alimentaria que permita tener una relación más equilibrada entre todos que termine con el abuso de la gran distribución que el sector productor ha estado sufriendo hasta 2010.

Por otra parte, tenemos también expectativas en la reforma de la Política Agraria Común (PAC). Esperamos que aborde los problemas actuales con más garantías para solucionar los problemas que tenemos en el mercado tras la eliminación de los mecanismos de regulación que nos han dejado en manos de los especuladores, según ha señalado Lorenzo Ramos.

El sector necesita una PAC que dé ayudas a quienes se dedican a producir, a los agricultores y ganaderos en activo; que se ponga un techo máximo a esas ayudas; y que exija las mismas condiciones a producciones de terceros países que a los agricultores y ganaderos europeos.