En lo que va de año, 471 referencias de juguetes han sido incluidos en la red de alertas de la Unión Europea, es por ello que las asociaciones de consumidores y las instituciones públicas hacen un llamamiento a la responsabilidad de los padres para que repasen las cartas de sus hijos a los Reyes Magos y a Papa Noel y comprueben que los deseos escritos, no se conviertan en pesadilla.

No es por casualidad que los mensajes emitidos por fabricantes y comerciantes relacionados con los juguetes se concentren en el último mes del año: se calcula que en Navidad se mueve el 80% del volumen de negocio del sector juguetero.

Rapex, que es como se llama el Sistema de Alerta Rápida de la Unión Europea de productos peligrosos no alimentarios, que incluye todo tipo de artículos excepto comida, medicamentos y productos sanitarios, ha lanzado, sólo en lo que va de año, 471 alertas relacionadas con juguetes. Y esta cifra se eleva a 2.401 desde que se creó esta base de datos, en el año 2005.

Dado que el 80% de las alertas recibidas por el Instituto Nacional del Consumo son provocadas por productos fabricados en China, hemos visitado varios establecimientos de comercio asiático para comprobar el etiquetado de los miles de juguetes que ofrecen en sus estanterías. Y hemos observado un cambio de tendencia.

Hasta hace poco, los productos fabricados en el país asiático incumplían sistemáticamente una de las obligaciones primordiales de todo etiquetado: ofrecer la información en la lengua oficial del país en el que se ponía a la venta. En varias ocasiones hemos denunciado la existencia en nuestro mercado de productos de todo tipo (desde juguetes hasta cosméticos) cuya etiqueta aparecía escrita sólo en chino o, a lo sumo, en inglés.

Sin embargo, esto ha cambiado. La inmensa mayoría de los productos estudiados tienen, en la parte trasera de su embalaje, una pegatina en la que se advierte de que deben ser usados por niños menores de 36 meses, así como la identidad y dirección del importador. Estas pegatinas son adheridas por el propio distribuidor, nunca por el fabricante o el vendedor, pegando miles para todo tipo de artículos. Eso provoca algunos problemas de incongruencia, pues hay artículos en los que, en inglés, se indica que la edad mínima recomendada es de 6 años, mientras que la pegatina en castellano, la rebaja hasta 36 meses. Una situación que puede confundir gravemente al consumidor.

Crear una etiqueta adhesiva idéntica para distintos tipos de juguetes no nos parece la forma idónea de preservar el derecho a la información de los consumidores, aunque la generalización de la advertencia de la edad mínima recomendada es un paso importante. En algunos casos, no aparece es la dirección del fabricante o importador, por lo que, de surgir algún problema, sería muy difícil trasladar nuestra reclamación al responsable del juguete, incluso para las autoridades competentes.

En cualquier caso, cuando compramos un juguete con "buena pinta" por dos o tres euros, debemos preguntarnos: ¿cómo puede ser tan barato?

Como padres responsables, se debe responder buscando las causas en lo económico que resulta fabricarlo. El cumplimiento de las normas técnicas de un juguete le cuesta mucho dinero a los fabricantes europeos. Los materiales de calidad, las pinturas libres de agentes tóxicos, los laboratorios en los que se realizan las pruebas de resistencia e idoneidad son, desde luego, mucho más caros que las que se utilizan en otros países. Eso permite asegurar que el juguete, no sólo es mejor, sino también más seguro. Por este motivo, nuestra elección debería ser clara y nunca estar marcada exclusivamente por el precio: mejor pocos juguetes buenos, que muchos malos o inseguros.

Pero también debemos responder a esta pregunta como seres humanos. Es verdad que la calidad de un juguete lo encarece, pero también lo hace la calidad de vida de quienes lo fabrican. El sistema social europeo es, afortunadamente para quienes vivimos en él, privilegiado para los trabajadores, que gozamos de unas óptimas condiciones laborales y un salario, cuanto menos, digno. Sin embargo, la situación de cientos de millones de personas en otros países no es tan buena. Trabajar de sol a sol por un plato de comida, independientemente de la edad que se tenga, permite a quienes explotan este tipo de sistema, producir muy barato. También es más económico arrojar los desechos de la fábrica o los excedentes de pintura al río cercano que transportarlos hasta la planta de reciclaje.

La elección de un juguete, como de otros muchos productos, no tiene una única faceta individual.

ALGUNOS EJEMPLOS

La normativa obliga a los fabricantes de juguetes que contengan imanes, a advertir en su etiquetado que su ingesta puede provocar graves daños en el aparato digestivo. Sin embargo, en el juguete de la foto, cuyas piezas tienen imán, sólo advierte de que, por su pequeño tamaño, estas piezas pueden ser tragadas por niños menores de 36 meses.

La leyenda impresa debería ser la siguiente: "Atención. Este juguete contiene imanes o componentes magnéticos. La unión de los imanes entre sí o a un objeto metálico dentro del cuerpo humano puede provocar lesiones graves o mortales. Si se han tragado o inhalado los imanes, busque atención médica inmediata"

En esta escopeta de juguete podemos comprobar la incongruencia del doble etiquetado que presentan muchos de estos productos: el de origen, normalmente en inglés, y la pegatina que coloca el importador o distribuidor. En este caso, vemos como la etiqueta frontal en ingles, advierte del peligro que puede correr un niño menor de 6 años si utiliza este juguete. Sin embargo, en la que aparece en español, genérica para muchos artículos, la advertencia se hace, únicamente, para niños menores de 36 meses.

Que es el juego y el juguete.

El juego es una necesidad vital, que no sólo produce placer, sino es un medio de aprendizaje, expresión y comunicación con los demás.

El juguete tiene una importancia vital en el desarrollo de la personalidad, y tiene que ser que ayude al niño a satisfacer la necesidad de explorar, imaginar, investigar, que desarrolle la creatividad, que facilite el desarrollo de las actitudes físicas y mentales, participación y contacto con los demás.

Recomendaciones a la hora de comprar juguetes:

1.-Atender a las necesidades y preferencias del niño y no a los gustos del adulto.

2.-Que sean suficientes y variados pero nunca excesivos.

3.-Que sean adecuados a la edad.

4.-Que favorezcan la sociabilidad del niño, no hay que propiciar la adquisición de juguetes que induzcan a los comportamientos individuales, los juguetes deben ser didácticos, educativos o de distracción.

5.-Los juguetes que lo hacen todo con sólo apretar un botón, no ayudan el desarrollo de las capacidades del niño. Cuando se han visto sus gracias unas cuantas veces, terminan arrinconados.

6.-Sin distinciones según sexo, esta división responde a unos hábitos culturales con los que se pretende delimitar, ya desde la infancia, las funciones del hombre y la mujer en la sociedad.

7.-Que no fomenten pautas de comportamientos negativas, como son la agresividad, la violencia o el consumismo.

8.-Que sean duraderos, los niños sufren cuando se rompe un juguete.

9.-No compres juguetes que haya que completar (o seguir comprando).

10.-Visite tiendas y compare precios y modelos.

11.-Asegúrese que el juguete elegido lleva el marcado "C.E." y halla sido sometido a algún laboratorio de seguridad y calidad Garantiza que se cumplen los requisitos sobre

 seguridad en los juguetes establecidos en la legislación española y europea.

12.-Rechace todo juego que no lleve especificado el fabricante o importador, con su dirección completa.

13.-Exija siempre el ticket de compra o factura.